En apenas dos semanas los uruguayos se vieron sacudidos por dos desastres que dejaron consecuencias graves sobre vidas humanas y la economía de miles de personas.

El sábado pasado a las 3:30 de la madrugada se desató un incendio en el Punta Shopping, en Maldonado, que terminó destruyendo más de la mitad de la infraestructura.

Dos mil puestos de trabajo quedaron en suspenso a la espera de que se defina el futuro de este centro comercial, que cuenta con casi 200 tiendas.

Dos semanas antes, el viernes 22 de julio, una explosión provocada por una fuga de gas en un edificio frente al parque de Villa Biarritz, en Montevideo, provocó serios daños en varios apartamentos y edificios del barrio.

La explosión dejó tres heridos de gravedad. Uno de ellos, un hombre de 88 años, falleció cinco días después, cuando estaba internado en el Centro Nacional de Quemados.

Más allá de que falta completar la investigación sobre las causas precisas de los dos desastres, ¿qué lecciones podemos sacar en cuanto a prevención de siniestros en la construcción?

Este miércoles, el conductor de En perspectiva, Emiliano Cotelo, conversó con el arquitecto Osvaldo Otero, especialista en prevención de incendios.

Otero señaló que, en las medidas de prevención para grandes superficies comerciales en el presente, “es fundamental tener un sistema de rociadores”.

“Es la medida más efectiva”, afirmó el especialista, que además confirmó que los shoppings son en particular infraestructuras vulnerables a este tipo de siniestros por las características de los materiales que hay dentro.

“Lo importante es saber que en esos rociadores se rompe el bulbo al llegar a determinada temperatura, no que se dispare una lluvia que invada todos los locales. Se tienen que romper los bulbos progresivamente si es que el fuego no se termina de controlar. Ese sistema tiene que dar las garantías de que está en correcto funcionamiento, que las bombas del sistema van a arrancar en tiempo y forma. Y que va a haber el agua suficiente para atacar el fuego”, apuntó Otero.