El Instituto Nacional de Estadística (INE) divulgó este lunes datos de la pobreza y se estimó que en 2023 fueron 10,1% las personas (348 mil) que vivieron por debajo de la línea de pobreza, según el método de ingreso.
En cuanto a la pobreza infantil, en 2023, el 20,1% de los menores de 6 años estuvieron en ese rango, 0,4 puntos porcentuales por encima del dato de 2022. En las edades de entre 6 y 12 años, la pobreza se estimó de 18,3%, y en la de 13 a 17 años fue de 19,9%.
En conversación con En perspectiva, la socióloga y coautora del libro Detrás de la línea de la pobreza: la vida en los barrios populares de Montevideo, Verónica Filardo; el educador y coordinador del proyecto Minga-Salesianos, John Díaz, y el sociólogo y director ejecutivo de la organización Techo, Santiago Rodríguez, explicaron cuáles son las claves del abordaje de este flagelo social.
Díaz contó que Minga es un proyecto de “obra social salesiana” que surgió en Las Piedras en 2010, “para dar respuesta en ese entonces a adolescentes de entre 14 y 18 años que se encontraban por fuera de todo el sistema educativo formal, y que estaban en otros pasos más complicados”.
“Minga se propuso un modelo de educación alternativo y de salir al cruce de esa gurisada, brindar un espacio de puertas abiertas que los reciba y que los escuche”, expresó, y destacó el “restarle horas a la calle en la noche”, con propuestas en horarios nocturnos para los jóvenes.
Sobre su libro, Filardo explicó que fue producto de una investigación “de carácter etnográfico”. Señaló que se puso foco en “cómo se vive siendo pobre”, en cuáles son las condiciones de vida y cómo es la cotidianidad, así como los vínculos con las políticas públicas.
“Es tan preocupante la pobreza como la desigualdad, que no es solamente el cálculo del Índice de Gini. Es básicamente una fragmentación social. Algunos sectores dejan absolutamente de vincularse con otros”, manifestó la socióloga.
Techo, organización dedicada a la construcción de viviendas de emergencia en asentamientos desde 2003 en Uruguay, tiene como eje principal “el trabajo en territorio”, dividido entre vivienda y la gestión comunitaria, según Rodríguez.
“La mejor forma de trabajar en los barrios es junto con vecinos y vecinas, para que ellos sean los protagonistas de los procesos comunitarios”, aseguró.