El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el exmandatario Donald Trump tuvieron presencia esta semana en actos del sector de trabajadores automotrices en el país.

Con un día de diferencia, los dos viajaron hasta los piquetes que los trabajadores estaban realizando en el estado de Michigan, en reclamo por un aumento salarial del 40% y una semana laboral de cuatro días.

El uruguayo Álvaro Caso, historiador y docente en la universidad de Ottawa (Canadá), señaló que la actitud de Biden “cae bien porque es una muestra de apoyo a lo que ellos consideran su base electoral”. Por otro lado, “Trump está jugando el mismo juego con los trabajadores que no están alineados con los sindicatos”, puntualizó en entrevista con En perspectiva.

Biden fue el martes a respaldar las demandas del sindicato de trabajadores (United Auto Workers) frente a una fábrica en Detroit. La asociación cuenta con 150.000 miembros, “y los que están en huelga son casi 18.300, es decir, un 12% del total”, según Caso.

“A Biden le gusta presentarse no solo como muy pro trabajador sindicalizado, sino como una especie de segundo Franklin Delano Roosevelt, haciendo un paralelo entre la crisis de covid-19 y la Gran Depresión, y tratando de posicionarse como un hacedor de la clase media para estos grupos organizados y desde la intervención del Estado”, explicó, y agregó que “ese discurso no necesariamente tiene el mismo calado hoy de lo que tenía hace 80 o 90 años”.

La presencia de Biden generó críticas, principalmente por la sensación que dejó, en el sentido de evitar dar “una imagen que no está a la talla del presidente fuerte con mucha vitalidad”, dijo Caso.

“Él hizo lo que le pedían sus asesores, que es jugársela: ‘Abrazá a la gente, mostrate que estás bien, que estás dinámico, que no estás viejo’”, aseguró.

Al día siguiente de que fuera el presidente, Trump acudió a solidarizarse con las demandas sindicales y criticó las políticas ambientales del gobierno, que a su juicio harían perder miles de puestos de trabajo en el sector.

“En términos electorales, el mejor Trump es el Trump insurgente que conecta con la clase trabajadora, con esa base que lo va a ver a los actos, los cuales parecen más latinoamericanos que lo que uno está acostumbrado en Estados Unidos”, sostuvo el historiador.

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Por otro lado, los republicanos abrieron en la Cámara de Representantes una investigación por “corrupción” contra Biden, a raíz de varios negocios de su hijo Hunter, que consideran “turbios”. En paralelo, Trump se enfrenta a varias causas penales que podrían complicar su carrera para regresar a la Casa Blanca.

“Trump se está jugando mucho más que la presidencia, y está claro que el votante republicano no quiere escuchar ese tema. Cuanto más acusaciones hay, más se diluyen. En 2016 fue igual. Cuanto más prensa negativa hay, es todo un poco lo mismo, porque se pierde la jerarquía de los distintos casos que hay”, explicó Caso.

Las elecciones serán el 5 de noviembre de 2024, y ambos políticos se perfilan como los favoritos en sus partidos. Sin embargo, Biden no cuenta con tanta popularidad entre los votantes demócratas. “Es un fenómeno no tan novedoso, pero está exacerbado por la realidad de la edad y su visibilidad en ciertos gestos o momentos”, comentó.

Trump cuenta con una superioridad clara dentro del Partido Republicano, con más de 30 puntos porcentuales por encima de sus competidores. “Sus debilidades están a la vista y esa es su mayor fortaleza. Al ser un candidato con tantas falencias obvias, nada sorprende ni llama la atención”, afirmó Caso.

Ante más de un año de espera para la votación, el historiador ironizó diciendo que muchos votantes manejan la elección en términos de “el abuelo bueno y el tío loco”.