El serbio Novak Djokovic se impuso al británico Cameron Norrie por 4-6, 6-3, 6-2 y 6-4 en 2 horas y 34 minutos y disputará su octava final de Wimbledon, acumulando así 27 partidos seguidos sin perder en el torneo y es el jugador con más finales de Grand Slam en la historia (32), una más que el suizo Roger Federer y que el español Rafael Nadal.
El encuentro ante Norrie parecía poco más que un trámite porque el británico es un novato en estos partidos, pero se aprovechó de un Djokovic desconcertado por el sol y los casi 30 grados de la capital británica.
Tras un primer set catastrófico, con doce errores no forzados y tres saques cedidos, Nole, avistando una debacle histórica, se puso la gorra. Gesto a priori anecdótico, pero con el que cambió el encuentro. Redujo la sangría de errores no forzados (cometió solo 9 en los dos siguientes sets) y Norrie no pudo derribar al seis veces campeón en la Catedral.
No estaba aún así cómodo el de Belgrado, que se quejó en numerosas ocasiones a su banco, pero tampoco necesitó su nivel más excelso para impulsarse ante el inglés. Con un parcial de 18 a 9 le quitó cualquier opción que pudiera tener y ahogó los gritos del público británico, que confió en su chico hasta niveles insospechados.
Con el triunfo, Djokovic aspirará este domingo a su Grand Slam número 21, a uno de Nadal y uno por delante de Federer. Podría ser su séptimo Wimbledon, empatando a Pete Sampras, a uno del suizo y a dos del récord total de Martina Navratilova.
Su rival será el australiano Nick Kyrgios, con el que solo se ha enfrentado dos veces, en 2017, ambas con triunfo para el de Camberra.