El arbitraje de Esteban Guerra en el 1-1 entre Rampla Juniors y Wanderers no pasó inadvertido. A pesar de algunos fallos que lo favorecieron, el elenco picapiedra no pudo ganar y por el penal fallado por el argentino Tomás Adoryan en tiempo adicional, descendió.
Desde filas bohemias emitieron un comunicado criticando el trabajo del juez de campo y lo tildaron de “absolutamente parcial” y “bochornoso”, justificando las afirmaciones en “al menos seis fallos notoriamente contra” su equipo, además de los casi 60 minutos que duró el segundo tiempo “sin la menor justificación”.
Wanderers manifestó su “honda preocupación” y adelantó que “solicitará una audiencia el forma grave y urgente al Colegio de Árbitros para pedir las explicaciones” del caso, “en defensa absoluta de la deportividad, la justicia y que los partidos los decidan los jugadores en cancha”.
Otro que se manifestó sin pelos en la lengua fue Mauro Silveira. El arquero de Wanderers, quien tapó el penal de Adoryan en la hora y evitó lo que hubiera sido la salvación de Rampla Juniors y un desempate por la permanencia entre Miramar Misiones y Progreso, habló con el programa Locos por el fútbol de Del Sol FM.
“El árbitro me dijo que en la jugada del penal le pegué en la cabeza a un jugador de ellos”, contó el meta bohemio entre risas, casi burlándose de la apreciación de Guerra en la jugada en cuestión, observación que mantuvo pese a ser llamado para ver la presunta falta en el VAR. “Cuando lo llamaron pensé: ‘Zafamos’. Pero bueno, cada uno toma sus decisiones”, dijo.
“Sé que hablar del arbitraje es para generar polémica, pero creo que todos lo vieron”, manifestó Silveira, que fue la gran figura del partido. “El penal lo atajé caliente porque te molesta estar jugando y que te hagan esas cosas. Uno trabaja, no es que vaya ahí por cumplir. Y por más que no nos estuviéramos jugando nada, no da que te roben el trabajo así”, concluyó.