Wanderers logró tres puntos fundamentales en su objetivo de meterse en la próxima Copa Sudamericana. Ya alejado de la lucha por la permanencia, el equipo dirigido por Gastón Machado le dio además una gran mano a Plaza Colonia y sobre todo a Nacional, que ahora volvió a depender de sí mismo para ganar el Campeonato Uruguayo.

Los locales tuvieron un comienzo furioso y estuvieron a punto de abrir el score dos veces. Guruceaga se agigantó ante un zurdazo potente de Gastón Rodríguez tras pase de Javier Cabrera a los 5’, y un minuto más tarde contuvo un mano a mano frente a Sergio Blanco después de un rebote en el área. Lucía aletargado el equipo aurinegro, que ya a los 10’ recuperó la pelota en el mediocampo y mostró lo mejor en materia ofensiva por los costados.

Con Federico Valverde moviéndose por derecha y Maximiliano Rodríguez generando desde la izquierda, el elenco de Jorge da Silva exhibió buena circulación, aunque le faltó mayor presencia en los metros finales. La situación más clara fue a los 8’, cuando Diego Rossi recibió de Maxi Rodríguez en el área, quedó de cara con Burián y definió por arriba. Luego, a los 24’, Burián desvió con un buen manotazo un disparo a distancia de Valverde.

En el mejor momento del partido, Peñarol reclamó con razón una clarísima mano de Gastón Bueno en el área bohemia para cortar un centro de Nahitan Nández a los 28’. Luego el trámite cayó en un pozo hasta los 45’, cuando Wanderers abrió la cuenta. Adrián Colombino sorprendió metiéndose en el área, y cuando no pudo seguir con la pelota la dejó servida para Gastón Rodríguez, quien ajustició a Guruceaga con un potente zurdazo cruzado.

Si el primer tiempo terminó de la peor manera para los mirasoles, el arranque del segundo fue inmejorable. Inmediatamente después del ingreso de Palacios por Forlán, Wanderers perdió el balón en su campo, Rossi jugó para Maxi Rodríguez y Alex Silva lo bajó en el área; no le quedó otra opción a Cunha que pitar la falta y el propio Rodríguez puso el 1-1 con un zurdazo al ángulo a los 47’.

La alegría le duró apenas cinco minutos a Peñarol. Diego Riolfo, el más bajo de los jugadores bohemios, peinó en el primer palo un córner ejecutado por Gastón Rodríguez para poner el 2-1, y cuatro minutos más tarde cayó el tercero de contragolpe; Cabrera corrió expreso al gol, Guruceaga tapó el mano a mano y Gastón Rodríguez aprovechó para convertir de derecha desde afuera del área.

Mientras Wanderers celebraba, los aurinegros protestaban un claro penal que Cunha omitió segundos antes del 3-1. Gastón Bueno, como si fuese un pivot colocando un tapón en un partido de básquetbol, cortó con la mano una peinada de Rossi en el área luego de un centro de Maxi Rodríguez. Fue incluso más claro que el del primer tiempo, pero el mejor árbitro del país lo desestimó.

Con esa jugada, sumada al tercer gol local, Peñarol se desenfocó completamente del partido. Pese a los ingresos de Albarracín y Hernán Novick, en ataque no hizo más que tirar centros buscando a los diminutos Rossi y Palacios, y en defensa dejó demasiados espacios para el contragolpe de un equipo que terminó de liquidar el pleito a los 76’. Sin un solo rival que le saliera, Riolfo llegó muy suelto y desde la medialuna puso el 4-1 con un potente derechazo.

El cuarto de hora final sobró. Wanderers se defendió con la tenencia de la pelota y no hizo más goles porque no se lo propuso. Del otro lado, el equipo del Polilla Da Silva se fue masticando bronca y con más dudas que certezas de cara a las últimas dos fechas del Clausura.

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