Valverde: sus elogios a Peñarol y lo que debe hacer la nueva generación de la selección

Federico Valverde vive un momento espectacular en su carrera, siendo capitán y estrella de la selección uruguaya y titular indiscutible en el Real Madrid, el que es, según sus propias palabras, “el mejor club del mundo”. En una entrevista en el canal de YouTube Ezzequiel, habló de su momento, de sus inicios en Peñarol y de la “revancha” que quiere tener en un Mundial.

Sobre sus primeros pasos en el fútbol, recordó: “Estaba jugando en el baby fútbol y necesitaba ir a un equipo que tuviera afiliación al fútbol uruguayo. Me llamaron Peñarol, Nacional y Danubio, pero mi familia y yo somos de Peñarol y no dudamos”. “Danubio es uno de los equipos que saca más juveniles, y buenos, entonces si yo iba a ahí podía debutar mucho antes, pero había millones de futbolistas. Sabía que en Peñarol podía costarme un poco más, pero es mi club y tenía el sueño de poder jugar ahí”, añadió.

Su pase de Peñarol al Real Madrid “es raro de explicar”. “Estaba en Peñarol, que es uno de los grandes de Uruguay, de América y del mundo, porque en todos los países donde existe el fútbol saben de donde es Peñarol, y tenés todo ahí, pero cuando llegas al Real Madrid vesque hay cosas mejores”, contó, y agregó: “En Peñarol nos adaptábamos a donde concretábamos y era increíble, pero no teníamos las comodidades que había en el Real Madrid cuando llegue con 18 años. Parecía un hotel 5 estrellas”.

“Me cambió todo para bien. En Peñarol yo tenía todo, disfruté y salí campeón, pero cuando llegás al Madrid te das cuenta la dimensión que tiene este club, vayas a donde vayas hay miles de fans que están atrás tuyo alentándote”, apuntó. “A nivel futbolístico cambia mucho. En Uruguay, siendo juveniles no nos llegaban cosas que para ser futbolista profesional tenés que cumplir”, siguió.

Tapa de todos los diarios

“Somos muertos de abre por ganar”, describió a los jugadores del Real Madrid. “Ganar un título es lo más lindo que hay, pero cuando ganás tantos y no conseguís el que más querés, que es la Champions, es como que quedás en el debe. Podés ganar dos o tres títulos en el año, pero si no ganás la Champions, queda esa espinita”, añadió.

Sobre la Champions, prosiguió: “Ganarla fue un alivio y un sueño logrado. Es el título más lindo después de la copa del mundo”. Con respecto a ser uno de los cuatro uruguayos que la levanó en la historia, dijo: “Te das cuenta cuando vas para Uruguay y la gente te hace ver que conseguiste algo grande, porque cuando estás acá decís: ‘bueno, sueño cumplido. El año que viene hay que ganarla otra vez’. Hay que disfrutar los momentos”.

Luego, se refirió a ese ‘orejona’ que conquistó, comenzando por la llave de octavos de final ante Paris Saint-Germain: “En la ida fui suplente y en la vuelta jugué por la suspensión de Casemiro. [Carlo] Ancelotti [el entrenador] me dijo: ‘preparate, tenés que apuntar a este partido’. Me preparé porque la oportunidad era esa. Era factible que quedaramos eliminados, entonces me preparé con todo porque era la oportunidad que había esperado durante tanto tiempo. Dejé mi nombre en el club más grande del mundo”.

“Hay muchas diferencias” entre un Peñarol-Nacional y un Real Madrid-Barcelona, aseguró, y ahondó: “Muy pocas veces me puse nervioso en un partido, pero me pasó en mi clásico contra Nacional. No me fue tan bien, hice un penal, pero en un futuro tendré la chance de jugar otro clásico. Se disfruta mucho en la previa, vas alimentando esa ilusión con la gente. Acá [en España] es lo mismo, pero se disfruta un poco más porque si vas ganando podés disfrutar un poco el afuera, pero allá [en Uruguay] si vas ganando, si podés pisar al rival o hacés un tranque, se va a disfrutar mucho más”.

Sueños pendientes

“La vida te pone obstáculos, nunca te va a ir siempre bien”, comenzó diciendo al referirse a la actuación de Uruguay en el Mundial de Catar 2022: “Tenés que crecer y ser el ejemplo para muchos futbolistas o, como en mi caso, para mis hijos, dar esa imagen de no rendirse”. “Todo el equipo y el país estaba ilusionado. Uno siempre mira con ser campeón. A medida que van avanzando la ilusión va creciendo un poco más y logrando objetivos, pero al no haber logrado pasar el grupo, duelo”.

“Fueron seis o siete meses pensando en el Mundial. Hablaba todos los días con el cuerpo técnico y compañeros para que esa ilusión no decaiga. Todo lo que trabajamos, no valió la pena, pero no me voy a quedar acá tirado llorando o sufriendo. Me voy a seguir preparando porque voy a tener una revancha”, añadió.

y concluyó hablando de que deben hacer para cambiar la pisada: “El trabajo y tener esa hambre de querer lo mejor y no conformarnos con lo mínimo. A veces festejamos tanto la clasificación al Mundial y nos quedamos con eso, que tenemos que empezar a apuntar más alto y querer algo mejor. Clasificar a un Mundial tiene que ser algo normal porque tenemos equipo para hacerlo y tenemos armas para llegar más alto en el Mundial”.