Con una fenomenal tarea de su arquero Irrazabal y su zaguero Centurión, además del notable aprovechamiento de sus llegadas en ofensiva, Cerro derrotó a Peñarol como visitante este sábado.
El Carbonero, en su partido previo al clásico, mostró dos caras. Muy bien en ataque mas que nada en el segundo tiempo, y desastroso en defensa, sobre todo en lo que respecta a la labor de sus centrales.
La visita comenzó jugando mejor, tratando bien el balón y encontró la apertura a los 9' a través de Facundo Perazza, que amagó, se sacó un rival de encima y remató para vencer a Guruceaga.
Tras el 1-0 los de Puentes se replegaron y la iniciativa la tomó el aurinegro, que se la mano de un buen partido de Albarracín buscó el empate pero careció de profundidad.
El premio a la insistencia llegó a los 40 segundos del complemento, en una jugada de Nández por derecha que Dibble culmina con tiro contra el palo.
Y Peñarol siguió de largo en su dominio del trámite, llevando el juego al área rival y generando varias chances.
Dibble, Albarracín, Arias y Nández con una situación increíble sobre el final no pudieron convertir el segundo, gol que merecía el equipo de Curutchet, pero fallaron en la finalización.
Cerro por su parte explotó la endeble zaga Bressan-Quintana y las pocas veces que llegó lo hizo con peligro, convirtiendo además el segundo con una formidable definición de Lucas Hernández.
La victoria albiceleste se basó en eso, la calidad y claridad para rubricar sus chances, y en la solidez y equilibrio de media cancha hacia atrás.