River Plate, con una gran actuación, venció por 1-0 a Universidad Católica en Santiago de Chile (en la ida cayó 2-1 en el Saroldi) y quedó eliminado de la Copa Sudamericana por los goles de visitante, en un trámite donde peleó hasta el final con un rival que terminó pidiendo la hora.
El partido comenzó con los del Prado tratando de presionar la salida del rival y cuando tenía la pelota buscó abrir la cancha para generar incomodidades en su rival.
Los chilenos apostaban al buen juego que se generaba desde el argentino Diego Buonanotte, quien colocó un centro medido para la cabeza de Zampedri, cuyo intento se fue desviado.
Los darseneros le bajaban las revoluciones al partido y querían avanzar en bloque para ofender, terminando generalmente con pelotas de Nicolás Rodríguez que no encontraban buen destino hasta ese momento.
El trámite era muy disputado, cortado y las principales llegadas sobre las áreas se daban con pelotas quietas, aunque sin poner en problemas a los goleros
El primer tiempo se fue con el resultado cerrado y 45' minutos menos para que los dirigidos por Fossati consiguieran descontar la ventaja de su rival conseguida en la ida.
A nada...
En el complemento los darseneros salieron dispuestos a luchar hasta el final por la clasificación y eso se vio impulsado con la rápida apertura del tanteador.
Una gran pared por derecha terminó en un remate de Calzada que tapó Matías Dituro con rebote y Facundo Bonifazi en el área remató de primera para inflar las redes y poner el 1-0 a los 51'.
Un tanto que cayó como balde de agua fría en los chilenos, que sabían que de recibir otro se quedaban fuera de la Copa, pero que tuvo un pequeño bálsamo de tranquilidad cuando increíblemente Sebastián Píriz de forma innecesaria se ganó la segunda amarilla y posterior roja, dejando a su equipo con diez.
Esto hizo que los trasandinos se fueran adueñando de la posesión nuevamente pero sin lograr jamás sobrepasar la última línea de los albirrojos, que eran expeditivos y cerraban espacios.
Los minutos pasaban y la serie se mantenía abierta, esperando los darseneros tener esa chance que les permitiera llegar al segundo, apostando principalmente a las corridas de Bonifazi y las intervenciones de Arezo, que tocó pocas, pero siempre bien.
Y en el cierre Fossati se la jugó, hizo tres cambios de neto corte ofensivo y con el resto físico que tenía el equipo salió con todo a buscar el festejo necesario ante un nervioso equipo cruzado.
River Plate metió a la Católica sobre su arco y buscó de todas maneras pero sin poder quebrarlo nuevamente hasta que el pitazo del juez selló el destino, con triunfo en Santiago, pero con eliminación de la Copa.