Después de dos años sin disputar la Copa Sudamericana Peñarol volvió al torneo del segundo semestre del año, enfrentando como visitante a Sportivo Luqueño y obteniendo un empate 0-0.
En líneas generales el partido fue controlado por los carboneros, sobre todo en el primer tiempo, en los que el juego se desarrolló casi siempre en cancha de los paraguayos.
Tras una situación de peligro para el local, con una gran ejecución de córner de tres dedos de Marín que pegó en el travesaño, las chances fueron del aurinegro.
A tráves del juego aéreo Peñarol complicó, y en un par de pelotas que ganaron Valdez y Maxi Olivera, estuvo cerca la apertura.
Sobre los 40 minutos dispuso de la mejor de todas, maniobra en los pies de Dibble - el mejor del equipo- que atajó el meta Aquino.
Luqueño mostró poco, aunque cuando Marín y Villamayor tomaron contacto con la pelota cerca del área generaron peligro. Incluso en el cierre de la primera parte el delantero guaraní casi sentencia a Guruceaga para poner la ventaja local.
El arquero mirasol también tuvo que descolgar otro centro de Marín, que anunciaba el trabajo que iba a tener el uno en la segunda parte.
No fue el mismo Peñarol en los 45' finales. Sin compañía en ataque para Dibble, la tenencia de balón del conjunto de Da Silva no servía de mucho y por el contrario sufría cada vez que lo apuraban por el sector de Bressan.
Promediando la parte complementaria el Polilla mandó dos cambios para acomodar al equipo. Albarracín por Urruti en ofensiva y Nández por Murillo, para reforzar una media cancha que ya estaba desordenada.
En el final Peñarol lo fue a buscar con más ganas que fútbol y de nuevo estuvo a punto de convertir. Primero a través de un disparo de Albarracín y luego con remate de afuera de Ángel Rodríguez, sin conseguir su propósito.
Sin goles se fue entonces el partido de ida. Con los aurinegros jugando mejor en el primer tiempo que en el segundo, con el gratísimo debut de Dibble y la chance de definir la serie en el Campeón del Siglo la semana próxima.