Sergio Rochet evaluó de forma positiva su experiencia en la selección uruguaya, donde fue convocado por primera vez y si bien no llegó a tener minutos en cancha, estuvo en el banco de suplentes en las Eliminatorias y la Copa América hasta el pasado sábado, cuando se dio la eliminación ante Colombia. En diálogo con el programa ‘100% Deporte’ de Sport 890 valoró el trato recibido de parte del plantel celeste.
“Conocía a un par de gurises. Por cómo me recibieron y me trataron los referentes, parecía que yo tuviera años ahí adentro. Eso me hizo sentir cómodo. Vi por qué la selección está donde está y ha logrado cosas importantes. Es un gran punto a favor el trato de los jugadores, del cuerpo técnico y de la gente que trabaja ahí. Cuando salís, realmente tenés ganas de volver”, destacó.
“Después del partido fue una tristeza tremenda y una gran amargura porque sabíamos que podíamos llegar a más por la calidad que tenemos en el equipo. Dimos todo y no tuvimos la suerte de patear bien los penales. En mi caso, casi ni tiempo tuve de estar ahí”, agregó, en referencia al rápido retorno a Uruguay para disputar el partido frente a Peñarol al otro día, y admitió que “fue una situación un poco incómoda”.
El viaje de madrugada: “Me costó descansar”
“Después del partido me llegó el mensaje de que estaba un directivo esperándonos en el hotel. Yo tuve control antidoping y vi el mensaje tarde. Cuando llegué al vestuario mis otros compañeros (Camilo Cándido y Brian Ocampo) ya sabían. Era extraño porque después de una derrota estás mal y ves al equipo que está mal”, confesó el guardameta palmirense de 28 años.
“Cuando te están esperando ya te hacés la cabeza porque el club mandó un avión para que pudiera estar al otro día en un partido importante. Me costó descansar esas horas, pero al subir al avión ya estaba mentalizado de volver a mi país y hacer mi trabajo porque pertenezco a Nacional”, añadió Rochet, quien rápidamente tuvo que cambiar el chip y “notaba el nerviosismo” ya en el vuelo “por todo el revuelo que se había armado”.
“Era una mochila bastante pesada. Lo poco que dormí, fue con la cabeza dándome mil vueltas. Supongo que Brian y Camilo también. Pero cuando uno llega a la cancha se enfoca y deja atrás el cansancio y todo. Pusimos lo que había que poner y salió todo redondito”, agregó, y recordó que Alejandro Cappuccio los recibió en el hotel de madrugada, les preguntó cómo estaban físicamente y les ordenó descansar “para ir de arranque”.
El cambio de las camisetas: “No tendría nada malo”
Después del 2-0 sobre Peñarol, un partido que vivió “bastante tranquilo”, se dio un episodio atípico y confuso por el cambio de camisetas que no prosperó entre Facundo Torres y Andrés D’Alessandro. “Entiendo a los dos porque uno cuando está en Uruguay sabe lo que tiene que hacer y lo que no. No digo que esté mal. Cambiar una remera no tendría que ser algo malo, pero según cómo lo vean los demás, te puede perjudicar”, lamentó.
“Sé que ninguno lo hizo de mala manera. Es algo que queda ahí y seguramente cuando se encuentren en pocos días lo van a charlar. Andrés es tremenda gente y al Facu lo conocí este último mes y es tremendo gurí. Sé que no tuvieron ningún tipo de maldad”, añadió Rochet, quien dijo que tampoco vio cambiar camisetas en el fútbol turco, donde jugó, aunque sí vio “cambiar por atrás” en zona de vestuarios.
De todos modos, cree que “no tendría nada malo” un intercambio de casacas en un partido clásico. “Tendríamos que dar esa imagen de dejar la vida en la cancha y que cuando termine el partido podamos cambiar la camiseta. Pero el espíritu que tenemos en Uruguay puede hacer que eso a algún hincha le duela”, concluyó Rochet.