Una situación insólita se dio una vez que Pablo Giménez pitó el final del duelo entre Juventud y Rampla Juniors en el Parque Artigas que terminó igualado 0-0 y tras el 2-1 de la ida en la final de los playoffs, le dio el ascenso al rojiverde.
Con la culminación del partido, una gran cantidad de los 700 hinchas visitantes presentes en el escenario para festejar el ascenso a primera división, se metieron al terreno de juego tras romper el alambrado que separaba de la tribuna, lo que terminó desencadenando graves hechos de violencia.
Los futbolistas pedrenses que se encontraban reclamando a la cuarteta por el tiempo adicionado, de repente se vieron atacados por varios de los parciales, intercambiando golpes y muchos de ellos corriendo rumbo al vestuario.
Allí se armó un tumulto que duró varios minutos, con jugadores y simpatizantes ramplenses a los golpes de puño y patadas ante los adversarios, existiendo una mezcla de personas que querían separar y otros que se estaban golpeando, pero muy complejo de controlar.
La poca presencia policial hizo que eso se extendiera por un rato, hasta que Juventud se retiró definitivamente, mientras los rojiverdes celebraban al grito de “Rampla ya volvió”.