Por The New York Times | Kevin Draper and Francesca Paris
El momento más destacado del campeonato mundial de atletismo, que concluyó el domingo en Eugene, Oregón, fue sin duda ver a Sydney McLaughlin hacer pedazos su propio récord mundial y el resto de la pista en los 400 metros con obstáculos. Fue un récord establecido de una manera dominante, el tipo de desempeño por el que los fanáticos ven deportes, pero que raras veces pueden de hecho presenciar.
Los corredores de clase mundial compiten en dos planos de manera simultánea. Están tratando de derrotar a sus rivales, pero también están cazando fantasmas e intentando correr más rápido de lo que cualquier persona lo ha hecho antes.
Estamos en lo que algunas personas han referido como una época dorada de las personas que corren rápido, se están rompiendo récords de todo el espectro y más personas que nunca (desde profesionales de élite hasta estudiantes de bachillerato) marcan tiempos que antes hubieran sido inauditos.
Un pequeño ejemplo: en los pasados Juegos Olímpicos en Tokio, Rai Benjamin de Estados Unidos corrió los 400 metros con vallas en 46,17 segundos, que fue más rápido que cualquier hombre que los haya corrido antes. Desafortunadamente para Benjamin, Karsten Warholm de Noruega, en el carril contiguo al suyo, terminó 0,23 segundos más rápido, lo que marcó un récord mundial que todavía está vigente.
Los récords están cayendo en sobre todo por una combinación de mejor entrenamiento y técnica, así como, tal vez lo más importante, por el uso creciente de zapatillas deportivas de alto rendimiento en todas las disciplinas.
Datos de World Athletics, el órgano rector del atletismo, en competiciones oficiales muestran que más récords mundiales se establecieron el año pasado que en cualquier otro año desde 2008. (Cabe destacar que se realizaron muy pocas competencias oficiales en 2020). Si se establece un récord mundial más en 2022, sería la mayor cantidad de récords mundiales en un año no olímpico desde 2003.
Aun así, todavía hay variaciones interesantes, en especial en la cima del deporte, donde los récords caen con mayor rapidez.
No obstante, para el conjunto de eventos individuales de carrera realizados durante el campeonato mundial de este año, un total de veintidós competiciones, el número de récords establecidos fue aún más bajo que en algunos años de la década de 1980 y 1990.
Hasta 2021, los picos en nuevos récords mundiales con frecuencia coinciden con los Juegos Olímpicos. Es el evento más importante en el calendario de carrera y sus competiciones incluyen las pistas más rápidas del mundo y los atletas más importantes en la mejor forma de su vida.
Sin embargo, una mirada más profunda a los datos muestra que la conclusión simple a la que todo el mundo llega con mayor rapidez es incompleta y oculta diferencias amplias entre diversos tipos de competiciones de velocidad.
Todos los récords mundiales establecidos desde que comenzó la pandemia tuvieron lugar en un pequeño grupo de carreras que incluyen eventos con obstáculos y de larga distancia. Mientras tanto, en otros eventos, ningún record mundial se ha roto en décadas. Esto es más evidente en las carreras cortas planas (sin vallas) de 400 metros y de menos distancias.
En las carreras cortas femeniles, ningún récord mundial ha sido establecido desde la década de los ochenta. Florence Griffith Joyner, quien murió en 1998, todavía mantiene los récords en los 100 y 200 metros, mientras que Marita Koch fijó el de los 400 metros cuando competía para Alemania Oriental.
Cabe destacar que las sospechas de dopaje han seguido a Griffith Joyner desde que estableció sus récords, aunque nunca ha sido acusada de manera creíble de dopaje. Sin embargo, parece claro que Koch y muchos otros atletas de Alemania del Este participaron en una estrategia de dopaje fomentada por el Estado. Las pruebas antidopaje obligatorias fuera de competición se incorporaron en 1989 y desde entonces olas de atletas (en especial esprínteres) han sido hallados culpables de dopaje. Es en extremo difícil determinar con certeza cuáles récords están impolutos.
En las carreras cortas varoniles de 100, 200 y 400 metros, los corredores marcaron nuevos récords a lo largo de las décadas de los noventa y los 2000, pero solo uno desde 2009. ¿Por qué? Usain Bolt de Jamaica, tal vez el esprinter más grande de todos los tiempos. Sus récords mundiales siguen vigentes, a pesar de su retiro en 2017.
No obstante, enfocarse solo en récords mundiales para comprender si las personas se están volviendo más rápidas, nos pone en riesgo de no ver la situación en general. En algunas competencias de velocidad, los buenos desempeños aumentan cada vez más, lo que representa amenazas nuevas para los récords establecidos por competidores retirados hace mucho tiempo.
Por ejemplo, después de atravesar un periodo sin nuevas marcas en las décadas de los noventa y 2000, las competidoras de 200 metros son más rápidas que nunca. El tiempo sin récords pudo deberse a la incorporación de pruebas antidopaje fuera de las competiciones o tal vez a que el programa de carreras cortas femeniles de Jamaica no logró el dominio hasta los últimos quince años más o menos.
El récord mundial de Griffith Joyner en los 200 metros no ha sido roto, pero en el último año, dos atletas (Shericka Jackson y Elaine Thompson-Herah, ambas de Jamaica) se han acercado más que nadie antes. Debido al nivel de competencia de la prueba, parece apropiado decir que el récord de Joyner no se ha batido todavía.
Existen muchas razones por las cuales los atletas podrían estarse volviendo más rápidos. Las estrategias y técnicas siempre están en evolución, así como la comprensión de la ciencia del deporte y la nutrición.
No obstante, la mayoría de las explicaciones apuntan a las zapatillas. En 2017, Nike lanzó sus Zoom Vaporfly 4 %, una zapatilla para correr con una placa de fibra de carbono en la suela intermedia que funge como una catapulta, por lo que regresa energía a su portador con mayor eficiencia. Un análisis de The New York Times descubrió que los corredores que utilizan estas y otras zapatillas similares corrieron entre un cuatro y un cinco por ciento más rápido que los corredores que usan zapatillas regulares.
Tras un breve periodo de exclusividad, las marcas de la competencia han creado sus propias versiones de una zapatilla con placas de fibra de carbono en medio de una suela intermedia flexible y ahora las zapatillas para atletismo con clavos también incorporan versiones de esta tecnología. Tal vez no es coincidencia que ha habido nuevos récords mundiales en el maratón varonil y femenil desde el lanzamiento de estas zapatillas y muchas de las marcas más rápidas de todos los tiempos se establecieron en los últimos años.
Existen muchas otras explicaciones y tecnologías que han sido dadas como razones para los tiempos más rápidos conseguidos recientemente. Las pistas modernas están elaboradas de mejores materiales que contribuyen a la velocidad. La superficie rebotante en los Juegos Olímpicos de Tokio era comparable con un trampolín. La tecnología WaveLight (un sistema de luces que destella alrededor de la pista a un ritmo específico) ha ayudado a dar un mejor trote en los intentos por romper el récord mundial. Además, menos pruebas antidopaje se realizaron durante la pandemia.
Por definición, los récords mundiales son eventos poco comunes. Atribuirlos a una causa, como las superzapatillas, es una tontería. Después de batir el récord mundial en Tokio, Warholm, quien es patrocinado por Puma, criticó los clavos de las zapatillas de Nike que Benjamin, su rival, , usó en la carrera. Warholm comentó: “Tenía esas cosas en sus zapatos, que odio”.
El récord mundial femenil de los 10.000 metros se rompió en dos ocasiones en un periodo de días el año pasado: primero, por Sifan Hassan de los Países Bajos y, después, por Letesenbet Gidey de Etiopía. Ambas corrieron en la misma pista rápida en los Países Bajos equipadas con el sistema WaveLight, que no es usado en la mayoría de las competencias más importantes. Ambas carreras se organizaron más o menos como intentos para romper el récord mundial, para lo que se emplearon tecnologías de rastreo y contadores de pasos, así como corredores que lideraron el intento tanto como les fue posible antes de abandonar.
Gidey también marcó el récord mundial en los 5000 metros a finales de 2020 y obtuvo el récord mundial del medio maratón a finales de 2021. Sin embargo, en medio de esas hazañas, solo consiguió una medalla de bronce en los 10.000 de los Juegos Olímpicos. Sin duda, un enorme logro, pero también uno que demuestra la diferencia entre intentos por romper el récord mundial hechos a la medida y carreras por el campeonato, donde los empujones, la estrategia y el juego, y en consecuencia, los tiempos más lentos, son primordiales.
Gidey al final obtuvo su medalla de oro en los 10.000 metros en el campeonato mundial de la semana pasada. Su tiempo fue más de un minuto más lento que su récord mundial.
Los récords mundiales son a menudo simplemente el resultado de un participante o participantes generacionales. Gidey tiene tres récords mundiales. Warholm bajó el récord mundial varonil de 400 metros con vallas en dos ocasiones en 2021. McLaughlin de Estados Unidos ha batido el récord mundial de los 400 metros con obstáculos femenil en cuatro ocasiones en solo un año. En contraste, la calidad de la competencia varonil de 800 metros apenas ha mejorado desde la década de los noventa y la competencia no ha visto una participación destacada desde David Rudisha de Kenia al principio de la década de los 2010.
De cierto modo, tal vez aporta un poco de tranquilidad. En un deporte definido por las zapatillas, por la tecnología, por el espectro (real o imaginario) del dopaje, el ingrediente clave en el desempeño inimaginable es el mismo que siempre ha sido: un buen atleta inimaginable. Algunas personas han hecho referencia a esta era del atletismo como una época dorada, pero una mirada más profunda a los datos muestra que la conclusión simple es incompleta.