Nicolás Schiappacasse lleva un semestre en Belgrano de Córdoba y seguirá al menos hasta junio, cuando termine su contrato a préstamo. A un mes de cumplir 25 años, dijo estar “en un buen momento” y “más maduro”, aunque “no maduro del todo”, según contó al programa Minuto 1 de Carve Deportiva en una extensa entrevista.

Recordó que si bien pudo irse “bien de River Plate”, el club por el que tiene “el cariño más grande” por haberlo “formado como jugador y persona”, no se le abrieron las puertas después de que cumplió un período en prisión. “Igual soy un darsenero más. Cuando le hice un gol, defendiendo a La Luz, pedí perdón”, explicó.

El que le abrió las puertas “cuando más lo necesitaba” fue Miramar Misiones, con Edgardo Lasalvia a la cabeza, para jugar en la Segunda División. “Antes me fue a buscar La Luz con Julio Fuentes y todas las personas de su SAD, pero le di mi palabra al Chino Lasalvia. Después me fui a La Luz cuando subió a la A”, recordó.

Hoy está esperando el nacimiento de un hijo o hija para mediados de 2024. “Me fui con 17 años a Europa y pasó todo muy rápido”, apuntó el Chapa, quien no ocultó su deseo de volver a Peñarol algún día. De hecho, el sábado irá al Campeón del Siglo a ver la segunda final contra Liverpool, en lo que será su vuelta al estadio aurinegro tras haberse ido del club en 2021.

Tal es su fanatismo por Peñarol, que entre sus tatuajes [ya no recuerda cuántos se hizo] está la camiseta que utilizaron los carboneros cuando vencieron a Nacional 2-1 en el Gran Parque Central por octavos de final de la Copa Sudamericana 2021. “Tengo en los dedos la fecha del gol de Diego Aguirre”, agregó en referencia a la conquista de la Copa Libertadores 1987.

“Ojalá algún día tenga otra oportunidad en Peñarol. Soy hincha y además quiero volver a reencontrarme conmigo mismo. Estoy más maduro”, señaló Schiappacasse, quien a la hora de los agradecimientos por su pasaje en el club, se acordó especialmente de Pablo Bengoechea y Gabriel Cedrés, encargados del área deportiva.

“Se me viene mucha gente a la cabeza, pero los dos primeros son Pablo y Cedrés. En ese momento que tuve, estuvieron ahí”, recordó en referencia a su detención y posterior encarcelamiento por portar un arma. “En ese momento clave es donde se ve la parte humana de las personas, y yo conocí dos personas muy buenas”, valoró.