Sadio Mané está descansando en Bambali, la ciudad donde nació, a la espera de una resolución de su futuro. Le queda un año de contrato en el Liverpool y no lo renovará, por lo que el club sabe que este período de pases es el último para recaudar con él por concepto de transferencia.

Medios alemanes e ingleses anuncian que en cuestión de días se oficializará el pase del senegalés de 30 años al Bayern Múnich, aunque de momento los reds no aceptaron la propuesta. En medio de las negociaciones, él se divierte con los suyos en la cancha donde pateó por primera vez una pelota.

A pedido de sus amigos de la infancia, Mané organizó un partido de fútbol del que también participaron viejas glorias del fútbol de su país como Papiss Demba Cissé, Mbaye Diagne y el ídolo de su infancia; El Hadji Diouf.

A Mané se lo vio defendiendo al equipo azul por un rato con el número 10 y al rojo con el 2 en una cancha muy similar a varias de baby fútbol de Uruguay. En este caso, con el agregado de que la lluvia transformó tierra en barro. El partido siguió pese a que a muchos les costó no resbalarse.

Mané fue feliz y lo reflejó en un posteo de Instagram con una foto suya jugando en la cancha de Bambali, ese pueblo con el que colabora constantemente para su desarrollo y al que ya regaló un hospital y una escuela.