El presidente de Peñarol, Ignacio Ruglio, confirmó que la decisión de cambiar la sede de la semifinal de vuelta ante Botafogo por Libertadores del Campeón del Siglo al Centenario se dio tras un ultimátum de la Conmebol y termina “premiando” a los que “generaron emboscada y desmanes”.

Ruglio, tras conocerse la oficialización del cambio de escenario, habló en conferencia de prensa y manifestó: “Hemos estado todo el día con bastantes negociaciones con Conmebol. En el documento que recibimos se nos advirtió que si Peñarol y el Ministerio del Interior no daban las garantías para jugar con ambas parcialidades, iban a tomar la resolución de jugar a puertas cerradas o en el exterior”.

“No nos dejaban otra alternativa”, sentenció, y fue a más: “Negociamos todo el día y la respuesta siempre fue la misma, es decir, o se jugaba en el exterior o sin público. Es más, nos recordaron que ya habían sacado una final de Copa entre River Plate y Boca Juniors a Madrid y no tenían ningún tipo de problema de hacerlo mañana [miércoles]”.

“La parte deportiva, nuestros jugadores, cuerpo técnico y dirigentes queríamos jugar el partido con nuestra gente y no a puertas cerradas”, expresó, para seguir relatando: “Allí tuvimos la recomendación de la AUF y el Ministerio de jugar en el Centenario. Fue una idea que al inicio no nos gustó porque era sentar un  precedente de que salíamos de nuestra casa y no lo queríamos permitir. En este caso Conmebol como organizador iba a tomar la decisión de sacarnos fuera del país o jugar sin público y no teníamos más tiempo”.

“Las autoridades del Ministerio fueron claras en que no habilitaban las dos parcialidades en el Campeón del Siglo, pero que sí lo hacían en el Centenario por un tema de las vías de acceso a la tribuna Colombes para los visitantes y que además estuvieran solos allí”, mencionó.

Reflexionando

El presidente aurinegro siguió exponiendo detalles ante los periodistas y contó: “Diego Aguirre y los jugadores nos pidieron no jugar a puertas cerradas, por ende, el daño menor de la situación fue este, aunque no se logre entender. Nos molestó mucho llegar a ello, pero era la única salida”.

“Expresamos a Conmebol que nos parece muy injusto todo ya que Botafogo hizo lo que quiso en Brasil y nos expresaron que tienen un expediente [disciplinario] abierto y que llegado al momento recaerán sanciones”, indicó, para proseguir: “Como parte de la negociación para aceptar las condiciones de jugar en el Centenario pusimos como prioridad y lo queríamos por escrito, lo cual ya llegó, que AUF, el gobierno uruguayo, Botafogo y la Conmebol se comprometan a instalarse en Río de Janeiro hasta que los detenidos vuelvan a Uruguay. Es una forma de lograr que no solo sea Peñarol peleando por la libertad de los detenidos, sino todo ese combo”.

“No es la solución que queríamos”, volvió a manifestar, para argumentar: “Muchas veces hay que tomar decisiones. Iban a sacar el partido del Uruguay y esto es alcanzar el mal menor. Uruguay claramente tiene menos peso que los poderosos, además hay un antecedente que ya manifesté”, amplió.

Explicó que que Conembol llevara el partido a otro país o que se jugara a puertas cerradas “traía multas para Peñarol por no asegurar el espectáculo, sumado a la posibilidad de cierres de cancha para le edición 2025”. “No solo hubiésemos jugado sin nuestro público, o en el exterior, sino que íbamos a ser pasibles de sanciones. También dejamos claro que esto no sirve como antecedente a futuro para un partido de riesgo alto. Peñarol seguirá siendo local en su cancha”, indicó.

Enojo

Ruglio fue claro al argumentar: “Nuestro enojo es que si Botafogo fue el que generó allá emboscadas y desmanes, no cuidó la salud del evento deportivo, todavía sale premiado con la salida de la revancha de nuestra cancha”.

“No nos hace felices salir del Campeón del Siglo”, comentó, y cerró: “Conmebol nos dio el ultimátum, teníamos que tomar decisiones y por más que pensemos que es muy injusto, no quedaba otra opción”.

“Muchas veces hay que tomar resoluciones que no son las que uno quiere, te indignan, dan rabia. Están premiando a quienes te emboscan, arman una batalla campal, lastiman a la gente, te tienen que llevar en treinta minutos al estadio y lo hacen en una hora y media. El mensaje que están bajando es malísimo”, cerró.