Ronald Araujo brindó una extensa entrevista a The Athletic FC y habló de todo. Sus orígenes, la transición del fútbol uruguayo al europeo, el presente en el Barcelona y hasta lo poco que se quedan sus padres cuando lo van a visitar a España porque empiezan a extrañar su vida de campo en Rivera, donde el zaguero del Barcelona vivió su infancia.

“Pasar de un equipo pequeño en Uruguay directamente al Barça fue un cambio muy grande, pero desde el principio nunca dejé caer la cabeza, siempre entrenaba. De hecho, muchas veces, si el equipo entrenaba por la mañana, yo volvía por la tarde a trabajar más”, recordó, aunque eso es solo la punta del iceberg.

Los sacrificios y consejos de los padres

Antes hubo un camino desde el baby fútbol, al que hoy ve por su hermano cuando vuelve a sus pagos. “Veo que hay mucha presión sobre los gurises chicos. Tengo un hermano menor, y cuando voy de vacaciones, voy a verlo. Los padres se vuelven locos presionando a sus hijos. Quieren que sean futbolistas para salvar a su familia. Mi mamá me decía que primero estudiara. Creo que por eso me fue bien en la escuela, porque si no llevaba buenas notas no me dejaba ir a entrenar”, recordó.

“A mi padre lo veía cuatro días al mes. Trabajaba en el campo, en la silvicultura, y pasaba 15 días fuera de casa, luego regresaba el sábado y el domingo, y el lunes se volvía a ir. Y así casi toda mi vida. Es el sacrificio de querer hacer de tu familia un éxito. Mi madre también trabajaba limpiando casas. Fue un sacrificio que hicieron para darnos lo mejor, y hoy me hace muy feliz poder retribuir un poco lo que hicieron por mí”, narró.

Sobre sus padres, dijo que actualmente están en Uruguay. “Yo vivo aquí con mi esposa y mi hija. Mis padres son del campo y no quieren irse. Cuando los traigo para acá, se quedan 15 días y luego se quieren ir”, contó el zaguero culé.

Hasta ocho partidos por fin de semana

“Veo muchos videos antes de los partidos. Si estoy en casa con un mate, o algo así, empiezo a ver videos de los delanteros a los que nos vamos a enfrentar el fin de semana, de los extremos, o también a veces si hay un 10 o un jugador que está más en la zona de ataque. Analizo mucho qué pie usan, si recortan mucho, y veo cómo juegan. En el club ya saben lo que quiero, así que me mandan los videos directamente a través de una app que tenemos. Y si quiero algo diferente, les pregunto”, comentó sobre su preparación para los partidos.

“Trato de analizar cada una de estas cosas y después de los partidos también. Normalmente espero dos o tres días y vuelvo a mirarlos: para ver qué hice bien, qué hice mal y seguir creciendo”, agregó, y dice que puede ver “ocho partidos durante un fin de semana”.

“Los sábados salgo de entrenar y empiezo a ver partidos hasta la noche. A veces mi mujer se enoja porque paso todo el día delante de la tele”, contó entre risas. “Y, sino, estoy mirando resultados. Veo mucho, casi toda LaLiga. También me gusta mucho ver el fútbol uruguayo. Observo todo y busco movimientos que trato de copiar de algunos defensores como Van Dijk o todos los del Manchester City, que están jugando en un gran nivel esta temporada”, narró.

Consultado por su rivalidad con Vinícius, a quien tuvo que marcar en la mayoría de los clásicos que jugó contra Real Madrid, dijo que “hay mucho respeto”. “Antes no teníamos una relación, pero ahora nos respetamos y, durante los partidos, hablamos de todo. Somos jugadores profesionales y todo es muy sano. Los duelos son parte del fútbol”, señaló.

“Es cierto que se hace mucho ruido cuando llega un clásico, pero, entre nosotros, estamos muy tranquilos e intentamos dar lo mejor de nosotros. Para mí, es el mejor en uno contra uno en la actualidad. Intento concentrarme y creer en mi trabajo y en mi potencial. Lo más importante es concentrarse porque es un jugador que corre los 90 minutos”, explicó.

“Puede que ganes seis o siete duelos, pero en uno te rompe la cadera y te marca un gol. La cuestión es que a veces va de cero a 100 y buufff… Si Dios quiere, habrá muchos más duelos aquí en nuestras carreras. Es hermoso”, concluyó.