El dirigente de Peñarol, Rodolfo Catino, aseguró que en el club se vive un “estado de guerra constante” que afecta directamente a lo deportivo y aseguró que hay “testarudez y soberbia” a la hora de la toma de decisiones.
Catino, entrevistado en el programa “Fútbol a Sol y Sombra” de Radio Nacional (11.30 AM), habló del presente mirasol y aseguró: “estoy bastante triste con todo lo que ha ocurrido, no solo en la parte deportiva sino también en lo institucional donde el club está muy golpeado”.
Y detalló: “en lo internacional, nunca viví una actuación tan espantosa como la de este año. Es la peor participación de la historia de Peñarol en una copa de segunda categoría como la Sudamericana. Fue muy duro, al igual que el partido del fin de semana pasado con River Plate”.
“Más allá del tema puntual de los resultados deportivos que venimos muy mal desde la mitad del Apertura, después se cayó el equipo, acá los problemas más serios son institucionales”, aseveró
Para explicar: “el sábado pasado cuando caímos con River Plate (por el Intermedio), eso desencadenó que el presidente permitiera la salida del técnico (Alfredo) Arias que es algo que había decidido en el Consejo por mayoría quince días antes y no se hizo caso”.
Allí el factor desnivelante fue un artículo del estatuto de Peñarol que exige una mayoría especial para concretar el cese, algo que se repitió el pasado lunes: “el otro día en el Consejo se decidió por 7 voluntades contra 4 la remoción del área deportiva y tampoco se nos hizo caso. Cuatro es menos que siete siempre y se está desconociendo la voluntad del socio, ya que por algo hay ese número de dirigentes que no son parte del oficialismo. Se basaron en una interpretación del reglamento y estatuto muy traído de los pelos”.
Con casco incluido
Catino, en su análisis del magro presente del club, comentó: “el problema más grande, que quizás la gente no se da cuenta, es este ambiente de pelea constante que tiene Peñarol para adentro y afuera de la institución”.
“Eso genera un malestar y una psicología de guerra permanente que le hizo daño a la institución en todos los ámbitos: guerra con la AUF, con los jueces, presidentes anteriores, la hinchada, etc. Basta muchachos, hay que cambiar esto”, dijo y explicó: “el ambiente es muy duro y eso hace que un grupo humano, como un equipo de fútbol, sienta una presión desmedida que va más allá de un partido”.
“Al final se le carga en la mochila un montón de cosas que nada tienen que ver con el partido, el campeonato y hacen que se den estos resultados de desastre deportivo, que viene desde la cabeza de la institución”, referenció.
“Cuando pedimos el cambio en el área deportiva y el técnico, no hacemos referencia a sus capacidades, que las tienen y de sobra, ya que técnicamente son muy buenos, grandes personas. Pero hay un momento que las cosas no funcionan y los resultados no llegan hay que cambiar los mandos medios. Es la única forma de variar los ánimos dentro de un plantel de fútbol. A pesar de eso el oficialismo hizo caso omiso y muestra lo grave de lo que se está viviendo”, sentenció.
Con cariño
Por último, se refirió a algunos dichos de Ignacio Ruglio y expresó: “nos prometió que iba a adueñarse de la AUF y hoy, no solo no lo hizo, sino que además estamos afuera”.
“Veo testarudez y soberbia para decidir las cosas, algo que nunca se dio en la historia de Peñarol. Ruglio es la misma persona que se quejó durante toda la vida que no se respetaban a las minorías, y hoy, increíblemente, no se respeta a las mayorías”, dijo sin dudar.
Igualmente, al hacer referencia al nuevo entrenador, confesó: “si el presidente propone un entrenador que este dentro de los parámetros normales nosotros vamos a apoyar su voluntad. Le damos la derecha para nombrar un DT de su confianza”.
Y cerro asegurando: “a nuestro entender se necesita alguien de la casa para que no pierda tiempo en conocer el club”.