Ajeno a todo lo que rodeó a su figura en una semana de locura previa al derbi. Centrado en el fútbol, en ser decisivo en una gran cita que disfrutó del primer minuto al último, en la que cortó su racha de cuatro jornadas de Liga consecutivas marcando, se estrelló en el caño pero generó desequilibrio y reivindicó una manera de entender la vida bailando con Rodrygo Goes tras el gol del 1-0.


El Metropolitano vio la esencia pura de Vinícius, para lo bueno y lo malo. Decisivo con su velocidad al espacio para crear el segundo gol y evitable su comportamiento en alguna simulación, como un golpe en el cuello inexistente, o el intento de un lujo sobre Witsel con el score 2-0 que provocó que el estadio corease el calificativo despectivo de “tonto”.

Fue la única falta de respeto dentro del Metropolitano. Como gran referente madridista que es, Vinicius estuvo en el centro de la mira de la afición rojiblanca, siempre con silbidos cada vez que entró en escena pero sin los cánticos racistas que se escucharon por un centenar de aficionados en las inmediaciones del estadio. “Eres un mono, Vinícius eres un mono” cantaron algunos que, durante el derbi, quedó claro no representaban al Atlético de Madrid.

???CÁNTICOS RACISTAS CONTRA VINICIUS de cientos de aficionados del @Atleti a las puertas del Metropolitano:

??"Eres un mono, Vinicius eres un mono".

??FUERA LOS VIOLENTOS Y RACISTAS DEL FÚTBOL

??Video @chema_medina #AtletiRealMadrid pic.twitter.com/KoHSNrtd3G

— Tiempo de Juego (@tjcope) September 18, 2022

“Vini dame tu camiseta y yo bailo”, mostraba una pancarta de un hincha en la grada. Y Vinícius bailó. No por un gol suyo pero sí por el de su inseparable Rodrygo Goes en la acción que marcó el partido. La primera llegada madridista y el golpe directo al mentón rojiblanco. Lo tenían hablado y se buscaron para realizar un baile que muestra una forma de entender la vida. Ante la crítica, la falta de respeto y cualquier acto racista, ellos bailan.

Y lo seguirán haciendo. En el Santiago Bernabéu o en casa del gran rival de la ciudad, el Atlético de Madrid. Nada afectó al juego de Vinícius, no tan decisivo como otras citas pero siempre importante en el ataque madridista. Ante los silbidos respondió tocando de taco el primer balón, luchando por cada pelota, metiendo velocidad en la carrera para disfrutar de la ocasión que estrelló en el palo y acabó en el tanto de Fede Valverde. Su celebración, en su carrera hasta el uruguayo dando saltos, mostró las ganas que tenía de celebrar.

Cuando Vinícius, cuestionado en la semana por sus bailes a la hora de festejar goles, cayó en esa parte que aún debe corregir según madera, como meterse en un lío evitable con Rodrigo de Paul o simular en una acción, apareció rápido la voz de la experiencia de un jugador de 37 años como Luka Modric para pedir cabeza a su compañero. Es un gesto repetido desde la banda por Carlo Ancelotti.

Tenía en el recuerdo el brasileño la firme marca del último derbi de Marcos Llorente que lo secó. Hoy se quitó una espina. Superior cuando fue hacia dentro y encontró espacios entre el lateral y Felipe, también en el uno a uno cuando se midió. Siempre buscó a Rodrygo, una conexión brasileña que está siendo decisiva en el impecable arranque de temporada del Real Madrid. Fue el derbi de Vini, el noveno sin marcar pero con un buen sabor de boca. A cualquier polémica no hay mejor respuesta que el fútbol y el baile.

EFE / FútbolUy