Por Fernando Tetes
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Emilio Nava está viajando por primera vez en su carrera por el sur del sur. Se siente estadounidense antes que mexicano, porque nació el 2 de diciembre de 2001 en Los Ángeles, pero es hijo de mexicanos.
De hecho, su madre, Xóchitl Escobedo, fue campeona de México e integrante del equipo de Copa Federación.
Tan enorme es ese crisol de sangre de los primos Ernesto y Emilio Nava, cuyo abuelo oriundo de Chihuahua, que, por primera vez en la historia del torneo, recibieron wild card para el cuadro principal en 2021.
Ayudó que Emilio Nava haya sido finalista de ese torneo en su tiempo de junior, además del Abierto de Australia, en ambos casos en la temporada 2019.
Emilio fue ganando partidos y su periplo por el sur le está gustando mucho. “Vine a Uruguay, voy a Brasil, a Argentina, a Chile…Me gusta la idea de jugar torneos en esta parte del mundo a la que nunca había venido”, explicó.
Antes de disputar la semifinal de última hora de este sábado, repasó parte de su vida, de su tenis, de su nacionalidad.
Diego Cristin en la silla
La presencia del extenista argentino Diego Cristin ha sido importante para este periplo sureño.
“Terminé el 2024 entrenando en Estados Unidos y, como sabía que Diego entrenaba otros jugadores y estaba viajando en el circuito, le mandé un mensaje para saber si estaba libre, y tuve suerte. Fue relativamente fácil”, dijo entre sonrisas.
La familia
Cuando se le pregunta por su familia, no duda en resaltar la mezcla de sangres, pero también la influencia tenística.
“Viví toda mi vida en Los Ángeles, la ciudad en la que nací, y tanto mi madre como mis hermanos jugaban tenis bastante bien. Uno de ellos trabaja para la Asociación de Tenis de Estados Unidos (USTA) y el otro está en un colegio como asistente de entrenador. A toda la familia le encanta el tenis, obviamente, e intentamos divertirnos”, explicó.
En cuanto a la presión que tiene por esos antecedentes, Nava es claro: “Mis padres han hecho un gran trabajo respecto a que sea una buena persona y muy trabajadora. Están muy orgullosos de mí, y yo quiero mostrarles que mi nivel de juego es porque ellos me enseñaron a ser así”.
El camino juvenil
Nava no jugó tenis universitario y saltó de los juniors al profesionalismo, un paso muy difícil, sobre todo cuando se es exitoso en juniors. El estadounidense fue finalista del Abierto de Australia y el US Open en su camino juvenil, lo que lo transformó en promesa y desvelo.
“Es complicado porque salís de tu país siendo juvenil y empezás a entrenarte con los niños de otros continentes, jugás contra otros estilos, pero yo me sentí muy cómodo. Jugué bastante bien en la época de juvenil y la transición a profesional sí fue dura”, señaló.
Por otra parte, Nava dijo que “los primeros torneos como profesional fueron duros porque enfrentas a hombres más grandes siendo juvenil, que le pegan duro y controlan la pelota”. “Por suerte saqué los primeros puntos de ATP rápido y eso me ayudó”, agregó.
Ser estadounidense-mexicano
Estados Unidos contiene un crisol propio. Nava nació en Los Ángeles, hijo de mexicanos, pero triunfó en Nueva York, cuna de yankees.
“Siempre me siento estadounidense, en cualquier parte del país. Nací ahí, y donde sea que juegue, siempre es Estados Unidos puro y duro. Soy del sur de California, más cerca de México, y las veces que he jugado en ese país sentí su apoyo, pero mi casa es Estados Unidos. Sin dudas que tengo familia viviendo en México, hablo español y eso me acerca, pero mi país es mi casa”, explicó.
El camino hacia Juan Carlos Ferrero
Pese a sus éxitos en canchas duras, Nava tiene muy claro cómo jugar sobre polvo de ladrillo, ya que pasó unos años en Villena, a la salida de Valencia, donde tiene su sede la academia de Juan Carlos Ferrero, ex-uno del mundo.
“En un momento, siendo junior, disponía de un mes y medio libre, y me contacté con un miembro de la academia de Ferrero y me dijeron que había disponibilidad, y desde entonces pasé allí cuatro años hermosos y exitosos”, recuerda el estadounidense.
Mucha de la experiencia y aprendizaje para moverse sobre polvo de ladrillo le llegó de esos años, pero no solo para ese tipo de superficie fue que trabajó intensamente.
“Me gusta mucho jugar sobre polvo, pero me muevo sin problemas en la mezcla de todas las superficies para entrenar y competir”, añadió Nava, quien dijo que Ferrero le “dio muchos tips”. “Es una gran persona y mejor entrenador”, comentó más tarde.
Nava siente que, cada año, como tenista “vas por las estrellas y después ves dónde caes”. “Me siento bien en el inicio de este año y de la relación con Diego Cristín. Estamos en un buen camino. Llegué a cuartos de final la semana pasada, otras semifinales antes. Sé que todas las semanas no serán tan buenas, pero si seguimos trabajando, crece la ilusión de llegar a las estrellas”, continuó.
Su perfil
Emilio Nava está en el puesto 211 del mundo. Fue 124 en abril de 2024. Llegó a la final del Abierto de Australia y del US Open en la temporada 2019 en su etapa junior, en la que fue quinto del mundo. Ha ganado los challenger ATP de Shymkent y Modena. Actualmente vive en Orlando. Le gusta mucho mirar a Roger Federer para aprender, pero no puede dejar de lado a Novak Djokovis y Rafa Nadal. “Ellos son los grandes”, cerró.
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