Alemania recibió con orgullo el título de subcampeonas de Europa de su selección femenina, aunque la prensa popular clama contra el "segundo robo" sufrido ahora en Wembley, que sigue al del Mundial masculino de 1966 en ese mismo estadio.
El canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, felicitó ayer personalmente a su selección en vestuarios y repitió luego su mensaje a través de su cuenta en Twitter.
Las felicitaciones en las redes sociales, tras la derrota 2-1 ante la anfitriona, se sucedieron desde anoche y se prolongaron hoy desde todos los estamentos políticos y el mundo del fútbol. También, los comentarios atribuyendo la derrota a la ausencia por problemas musculares de la capitana Alexandra Popp.
Para el popular diario Bild, como para otros rotativos del país, prevalece la consideración de que, de nuevo, Alemania fue víctima de un "robo arbitral", como en 1966, ahora pese a la existencia del VAR.
"¿Por qué no se comprueba esa estafa?", pregunta ese diario, mientras las portadas de otros medios similares recurren sin paliativos a la palabra robo. El motivo de esas quejas fue la jugada dudosa, en el minuto 25, que para Bild y muchos alemanes fue una mano clara por parte inglesa, pero que no derivó en penal.
La duda es suficiente para que se hable de nuevo de robo en el estadio londinense, tras el mítico el "gol de Wembley" de 1966, en referencia al tanto que subió el marcador a favor de Inglaterra, obra de Geofrey Hurst, que dio contra el travesaño, cayó al suelo y, según se insiste aún hoy, no atravesó la raya de gol.
Finalmente, Inglaterra se impuso en ese Mundial histórico por 4-2, pero ese teórico gol fantasma que concedió el árbitro se considera fundamental para la derrota alemana y punto álgido en la rivalidad histórica entre ambas selecciones.