Chelsea y Liverpool mostraron sus carencias, exhibieron todos los problemas que han truncado sus temporadas y no pasaron de un anodino empate a cero, que no sirve a ninguno de los dos equipos en duelo pendiente de Premier League.
Se dieron cita en Stamford Bridge la falta de acierto arriba del Chelsea, que erró media decena de manos a mano, y la permisividad del Liverpool en defensa, que dejó que los Blues llegaran con suma facilidad, y el resultado fue un encuentro impropio de dos de los mejores equipos del continente.
A la ineficacia de Kai Havertz y João Félix se unió la caducidad de Joel Matip y Joe Gomez, y surtió un cóctel de errores y fallos que amargó el debut de Bruno Saltor en el banquillo del Chelsea. Podría haber sido peor, pensaría el técnico español.
De haber tenido puntería, el Chelsea hubiera goleado al Liverpool, pero concretar es la gran asignatura pendiente de estos jugadores, esté o no Graham Potter en el banco.
La realidad es que a los londinenses les sobraron las ocasiones, empezando por un mano a mano taponado por Matip a João, que tardó demasiado en definir, seguido por un Mateo Kovacic que regateó a Alisson y se encontró con Ibrahima Konaté en línea de gol, y un paradón del meta brasileño a bocajarro a Havertz.
Todo eso en apenas 15 minutos. Fue un inicio prometedor y arrollador del Chelsea, que salió directo a por su víctima, un Liverpool resignado a su peor temporada con Klopp.
Con un gol anulado a Reece James, por fuera de juego de Enzo Fernández, y el enésimo fallo de Havertz delante del arco, el Chelsea propició la máxima del que perdona la paga, pero Kepa, con una tapada a Gomez, y Fofana, sacando un tiro de Fabinho que iba dentro, evitaron que la debacle del Chelsea empeorara.
Y es que lo de los Blues roza la tragicomedia. Nada más salir de vestuarios, Kovacic mandó a las nubes otro encontronazo con Alisson, pero el colmo de todos los colmos llegó unos minutos después, cuando Havertz falló un mano a mano contra Alisson, el balón rebotó, dio en el cuerpo del alemán y entró.
¿Fin de la maldición? No, el VAR vio que Havertz la tocó con la mano y lo anuló. Inexplicable ejercicio de mala suerte en Stamford Bridge que no pudieron reparar los minutos finales. El 0-0 no levanta los ánimos del Chelsea y tampoco sirve para mucho al Liverpool; el pensamiento de ambos es que, al menos, no perdieron. Una pobre actitud, pero que enmarca la temporada que están pasando ambos.