El Porto solicitó hoy la anulación de su partido contra el Arouca de este domingo (1-1), en el que el uruguayo Ignacio de Arruabarrena tapó un penal, porque el árbitro consultó al VAR por teléfono móvil debido a una interrupción del suministro eléctrico, un momento surrealista que desató una tormenta en el fútbol de Portugal.
En una publicación en su web, el club portugués señaló que había presentado una protesta para que se anulara su partido de la cuarta jornada de la Liga debido a una “violación grave de las reglas de juego y un error de derecho” por parte del árbitro al tomar una decisión sin consultar las imágenes.
La jugada en cuestión fue una supuesta falta sufrida en el área por el iraní Mehdi Taremi cerca del minuto 90. Inicialmente, el árbitro Miguel Nogueira señaló penal a favor del Porto, entonces en desventaja, pero decidió revisar la jugada en el VAR. Sin embargo, un problema en el suministro eléctrico impidió a Nogueira analizar las imágenes y, tras una larga espera, utilizó un teléfono móvil para comunicarse directamente con los responsables del videoarbitraje y revirtió su decisión.
En su comunicado, el Porto se opuso a que el penalti fuera “revertido a raíz de una llamada telefónica del videoárbitro, sin que se hubiera visto ninguna imagen”. “O sea, el penal fue marcado en base a lo que Miguel Nogueira vio y anulado en base a lo que no vio”, escribió el equipo blanquiazul.
Por su parte, el Consejo de Arbitraje de la Federación Portuguesa de Fútbol (FPF) emitió hoy un comunicado explicando lo sucedido y aseguró que la “única toma eléctrica disponible en la zona de revisión del estadio no tenía corriente”. En vista de ello, se utilizó el sistema de reserva, que, sin embargo, “se agotó”.
La Liga Portuguesa informó, en otro comunicado, que pidió a la Federación lusa que inicie una investigación para averiguar por qué falló el VAR “para que se depuren responsabilidades por lo sucedido”.
El asunto domina hoy las portadas de los diarios tanto deportivos como generalistas. “Un caos a ciegas”, tituló O Jogo, mientras que el Jornal de Notícias escribe: “Penal anulado por móvil”, ambos con la misma imagen del árbitro Miguel Nogueira al teléfono en contacto con el VAR.
Antes de que se desatara el caos, el Arouca se adelantó en el marcador gracias a un gol del español Cristo González en el 83’. Tras el largo parón en torno del 90’, el árbitro decidió dar 17 minutos de tiempo añadido, lo suficiente para otras jugadas controvertidas. En el 15 de esos 17, Nogueira señaló un penal a favor del Oporto, esta vez sin fallos de energía, pero el lanzamiento de Galeno fue detenido por el uruguayo de Arruabarrena.
El empate llegó en el 90+19’ por medio de Evanilson, pero tampoco estuvo exento de polémica, merced a la posición irregular del español Fran Navarro, que inicialmente fue considerado el autor del tanto, pero el árbitro estimó que el valenciano no había interferido en la jugada y validó la igualada de los Dragones. Después de 22 minutos de descuento, llegó el pitido final.
El Benfica, máximo rival del Oporto, fue el primero en reaccionar y, en un texto compartido en su web, afirmó que “es absolutamente urgente afinar los criterios y garantizar la transparencia”.
“Es necesario que se expongan de forma clara y objetiva las razones de los 17 minutos de tiempo añadido en el partido Oporto-Arouca. Y también debe explicarse qué otras justificaciones hay para permitir que el partido continúe hasta los 22 minutos de prórroga más allá de los 90”, señalaron los campeones portugueses.
Según el Benfica, “el gol del empate no solo se produce una vez transcurrido el tiempo reglamentario, sino que no se han despejado las dudas sobre la posición del delantero que lo marcó”, en alusión a Navarro.