Gracias a los más de 25 años que duró su carrera profesional y a los muchos clubes que defendió en su carrera, Sebastián Abreu cosechó innumerables amistades de todo tipo. Desde jugadores que ya pasaron al olvido hasta otros que son leyendas.

En el grupo de los segundos aparece Guardiola, con quien coincidió en Dorados de Sinaloa en 2005 cuando el español estaba ya en el tramo final de su carrera. “Terminaba la práctica y Pep anotaba en su libretita todo lo que habíamos hecho. Ya lo veía con cabeza de entrenador”, recordó el minuano en distintas notas.

En aquel equipo mexicano el entrenador era Juanma Lillo, quien cuatro años después se llevó al ariete uruguayo a Real Sociedad. El mismo Abreu recuerda que Lillo, hoy asistente de Guardiola en el Manchester City, le cambió su juego y la percepción del mismo en cuanto a su función como centrodelantero.

“Yo estaba acostumbrado a cubrir la pelota y a aguantarla, aguantando al zaguero. Me adapté a ese juego argentino y uruguayo. En México, Pep y Lillo me decían que estaba perdiendo segundos. En un momento me saqué el balde y empecé a entenderlo. Acepté las indicaciones y hacíamos movimientos de desmarque”, narró.

El Loco tiene a Lillo en un selecto grupo de los mejores cinco entrenadores que lo dirigieron, según contó a El Gráfico, junto a Hugo de León, Manuel Pellegrini, Óscar Tabárez y Diego Simeone. Hoy, ese director técnico tiene en sus manos el libro que cuenta la historia del minuano en el Botafogo, donde es ídolo.