Los aurinegros arrancaron con buen ritmo y monopolizando la tenencia de la pelota, pero el primer aviso del encuentro fue de los visitantes a los 10’, cuando Federico Martínez trepó por derecha y sacó un derechazo cruzado que exigió al máximo a Guruceaga.
Aprile, con un zurdazo que quiso ser centro desde el sector izquierdo, estremeció el travesaño de los carboneros. Fue casi casual y de lo muy poco que generó Liverpool. Bueno no entró en juego y se lo vio nervioso, De la Cruz fue neutralizado y Royón luchó mucho y jugó poco.
Con algunos remates de media distancia de Ávalos (nunca gravitó) y Tomás Costa (fue el mejor de Peñarol) se acercó Peñarol, que a los 32’ gritó un gol que fue bien anulado; Novick ejecutó un tiro libre y Junior Arias peinó a la red, pero antes empujó a Almeida.
Arias dispuso de su oportunidad más clara a los 39’, cuando recibió entre líneas de Costa y quedó de cara con De Amores, pero su disparo salió desviado. Ávalos, su compañero de ofensiva, recibió muy poco juego. Novick y Urruti, volcados por los costados, estuvieron controlados.
En el segundo tiempo reacomodó el sistema visitante Ruben Paz y con el buen ingreso de Latorre por Arias pasó a un 4-4-2 que se fue metiendo cada vez más cerca de su propia área. Peñarol arrinconó a su rival, y aunque careció de ideas para vulnerarlo, mereció ganar.
A los 67’ cayó el anhelado gol carbonero, pero fue mal anulado por Mauricio Espinosa; remató defectuosamente Ángel Rodríguez de larga distancia y Arias desvió el balón a la red, pero el asistente marcó un offside inexistente y le impidió ganar al equipo de Da Silva.
A esa altura ya estaba Rossi en el campo (sustituyó a Ávalos) y más tarde entró Albarracín por Urruti. El ex Wanderers abrió la cancha por izquierda e inquietó, pero el gol no llegó. En otra clara, De Amores se lo impidió a Arias a los 84’ con gran atajada.
Peñarol tomó riesgos y se desnudó en el fondo. Siguió yendo al frente y buscando por todos los caminos, pero no se le dio. El empate, por el trámite y por la tabla, no le sentó bien al equipo dueño de casa y fue un premio excesivo para el visitante.
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