Enviado a Río de Janeiro
El miércoles 23 de octubre de 2024 va a quedar como un día para el olvido para Peñarol. Y es que la visita a Río de Janeiro para enfrentar a Botafogo por la ida de semifinales de la Copa Libertadores salió muy cara, no solo por la goleada 5-0 en contra, sino también por los incidentes que parte de la hinchada tuvo con la policía carioca.
A los incidentes durante el día se les sumaron otros en la tribuna al término del partido. Los parciales aurinegros pudieron evacuar el estadio pasadas las 2:00 horas y el dirigente Guillermo Varela fue el último en abandonar, pero cerca de las 4:00. El presidente, Ignacio Ruglio, se quedó con los últimos hinchas que se fueron, que pudieron salir sobre las 3:40.
“Hubo muchas dificultades” para salir “por la ausencia de transporte” que el club había contratado, señaló Varela a FútbolUy, y comentó que esto se dio porque “a raíz de las roturas y de la quema de un ómnibus, muchos choferes decidieron a último momento no ir, dejándonos sin un plan B”.
Se bajaron casi 20 autobuses, dejando a cientos de hinchas sin posibilidad de transporte: “Era un caudal de gente que no podíamos evacuar caminando por la cercanía de los de Botafogo”. Sumado a eso, el plantel también se fue tarde porque “todavía había gente de Botafogo y la policía no habilitaba la salida; todo lejos de lo ideal”.
“El turismo deportivo en Brasil tiene la contra de una policía que no está acostumbrada al trato que un extranjero conoce. No dialogan: entran y reprimen”, comentó, y con respecto a lo último añadió: “El comportamiento de la policía es casi de guerra”.