El pasado viernes, durante la inauguración de los Juegos Olímpicos, se representó La última cena de Jesucristo con sus apóstoles, aunque sustituidos por drag queens, una modelo trans y el cantante Philippe Katerine casi desnudo, con algunos atributos de Dionisos, el dios griego del vino y la fiesta.
En Francia, la Iglesia Católica y, sobre todo, algunas figuras de la extrema derecha, fueron muy críticos con esta y varias secuencias de la ceremonia que, por el contrario, recibió una acogida entusiasta entre la izquierda y los miembros del gobierno de Emmanuel Macron.
La institución religiosa egipcia de Al Azhar, la principal referencia del mundo islámico suní, condenó este domingo “las escenas de falta de respeto a Cristo” por considerarlas “faltas de respeto” que constituyen “un acto de extremismo y barbarie temeraria”.
Al Azhar condenó estas escenas que “retratan a Jesucristo en una imagen ofensiva” que “veja a los creyentes en las religiones y traiciona la moral”, y rechazó “todo intento de faltar al respeto a cualquiera de los profetas de Dios”, según un comunicado.
La Iglesia Católica francesa también desaprobó el episodio por considerar que “incluía escenas de escarnio y burla del cristianismo”. Fue “un insulto gratuito” según el arzobispo Charles Scicluna.
Desde la organización de los Juegos Olímpicos se disculparon por la parodia del cuadro de Leonardo da Vinci, considerada ofensiva hacia el cristianismo. Anne Descamps, portavoz de París 2024, aseguró que están “realmente arrepentidos” por lo ocurrido y aclaró que “nunca hubo intención de faltar el respeto a ningún grupo religioso”.
“Toda la ceremonia intentó celebrar la tolerancia comunitaria. Creemos que este objetivo se logró. Si la gente se sintió ofendida, lo sentimos mucho”, agregó.
Además, desde el colectivo artístico que organizó la controvertida performance se explicó que la pintura de da Vinci no fue inspiradora de su acción, sino la obra La fiesta de los dioses pintada por el flamenco Jan van Bijlert en 1635.
La obra muestra una escena de la mitología pagana, y su mesa no es presidida por Cristo sino por el dios Apolo, acompañado por figuras mitológicas como Hércules, Neptuno y Eris. Actualmente se encuentra en el Museo Magnin de Dijon, Francia.