Desde París

Bruno Cetraro finalizó sexto (último) en la final B de la categoría single scull del remo, por lo que terminó 12º en la general, y llamó la atención la diferencia respecto al quinto. El uruguayo llegó 25 segundos después del bote de Japón, luego de haber estado peleando la regata en tercer lugar hasta la mitad, a los 1.000 metros.

Ni bien salió del agua, con visible bronca, se supo la razón. “Se me rompió el bote”, explicó, lleno de impotencia y rabia contenida por no haber podido competir en condiciones normales justo cuando buscaba uno de los dos primeros lugares para llevarse el segundo diploma olímpico de su carrera.

Rodolfo Collazo, presidente de la Comisión del Atletas del Comité Olímpico Uruguayo, directivo de la Federación Uruguaya de Remo y tres veces olímpico, explicó lo sucedido y el alcance de esa pieza que privó a Cetraro de competir en igualdad de condiciones. Básicamente, en la mitad de la regata se rompió el tolete donde se apoya el remo, por lo que la pala no entraba bien en el agua.

“Ahora estoy enojado y frustrado por la regata. Quería ir por ese diploma y tenía con qué, pero en la mitad de la regata se empezó a aflojar el tolete del bote, que es donde se apoya el remo. La pala empezó a no entrar bien y me sacó de foto. Seguí remando, hasta que en los últimos 500 metros el tolete no aguantó y no había forma de mantener el remo en el agua”, explicó.

Foto: MAXIM SHIPENKOV / EFE

“Te da impotencia ver cómo los rivales te pasan sin que te puedas defender. Cuando uno pierde porque el otro es mejor, es una cosa. Pero tenía con qué para aguantar y estar adelante, y es duro. Pero esto es deporte, y por suerte siempre da revancha”, expresó, y aclaró que la ruptura de la pieza es “algo que no se puede controlar”. El entrenador Osvaldo Borchi chequeó el bote antes de la final B “y estaba todo bien”.

“Ahora, aunque cueste verlo, con la cabeza fría hay que sacar lo positivo porque hice tremendas regatas. Tengo que quedarme con eso y ya apuntar a Los Ángeles 2028. Acá nos dimos cuenta que podemos pelear contra los mejores”, señaló, y cree que lo sucedido “capaz enseña más resiliencia” porque “si uno quiere un objetivo, tiene que seguir”.

Foto: MAXIM SHIPENKOV / EFE

“Yo no hago esto por la medalla, sino por la persona en la que uno se tiene que convertir”, reiteró, y sostuvo que “el sueño y las ganas de lograr las cosas siguen estando”. “Esto no me hará bajar los brazos. Hay que seguir adelante”, indicó, y valoró como aprendizaje que “el bote tiene un nivel muy alto y está dando la talla”. “Por algo estamos donde estamos. Este es el camino”, expresó.

“Acá hay gente que fue pesada toda su vida, o algún ligero que cambió de categoría hace cuatro años. Yo empecé este ciclo olímpico como ligero porque la idea era seguir en el doble ligero. Cambié de categoría hace un año y medio, y me siento cómodo con mi aumento de peso hace medio año. Hasta el momento es productivo. Sabíamos que el camino a París iba a ser difícil, pero no imposible. Se intentó y no se dio, pero seguiremos para Los Ángeles”, concluyó.

Foto: MAXIM SHIPENKOV / EFE