La candidatura de Pablo Ferrari para ser presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) nació hace un par de semanas y tiene por delante seis días más. El subsecretario nacional del deporte fue propuesto por un grupo de nueve clubes de Primera División y otros de Segunda que votarán en bloque, y desde el 25 de enero activó una campaña que lo tendrá, el jueves 16 de febrero, como el presidenciable opositor al oficialista Ignacio Alonso.
Carlos Ham, expresidente de Wanderers y actual delegado de los bohemios ante la AUF, propuso su nombre y fue bien recibido por parte de Cerro, Cerro Largo, Danubio, Defensor Sporting, Fénix, Liverpool, Peñarol, River Plate y Wanderers.
En diálogo con FútbolUy, Ferrari contó que de inmediato mantuvo charlas con Sebastián Bauzá, Gastón Tealdi, Pedro Bordaberry y Julio María Sanguinetti. Una vez que mantuvo “informadas a las personas que correspondía”, avanzó con una reunión presencial con las instituciones y puso en marcha la candidatura, aceptando un reto que en ningún momento lo amilanó.
“El desafío más importante de mi vida”
“No es la primera vez que acepto desafíos importantes. En plena crisis de 2002 acepté ser la cabeza del Ministerio de Deporte y Juventud con 114 plazas de deportes, 1.200 funcionarios, el INJU, el Centro Médico y 65 federaciones deportivas. Los resultados fueron buenos e hicimos muchas cosas, como traer una agencia regional antidopaje al Uruguay y reformar la pista de atletismo”, recordó.
“En 2012 me llamó un conjunto de amigos porque el rugby estaba muy complicado, dividido políticamente y con los jugadores peleados con los técnicos. Había un clima de hostilidad y había pujas electorales entrecruzadas”, rememoró sobre la Unión de Rugby del Uruguay, a la que presidió desde 2006 a 2007 y de 2018 a 2020.
“Entre todos nos juntamos, hicimos un consenso y trabajamos en un plan estratégico para que el rugby hoy esté como está. Hoy el estadio Charrúa es un centro de alto rendimiento y un modelo para el deporte uruguayo, y la selección clasificó a tres mundiales seguidos. Desafíos importantes en mi vida ya he tomado, y este es el más importante”, agregó en referencia a su candidatura para la AUF.
No hay un “problema ético”
Hoy se encuentra “buscando el voto de confianza de las personas que van a decidir la elección”. “Lo que les digo es que crean en mi propuesta y en mi estilo de trabajo, y que no se van a arrepentir en el sentido de que voy a trabajar para cuidar a todos y a nadie en particular. No represento ningún interés de nadie. Simplemente quiero trabajar para todo el fútbol uruguayo”, argumentó.
Lejos de ver un problema ético en cuanto a su candidatura, para la que pidió una licencia reglamentaria en la Secretaría Nacional del Deporte (SND) “asesorado legalmente”, recordó que siendo el subsecretario le tocó presidir durante casi un año a la Federación Uruguaya de Handball desde el 2 de marzo de 2020.
“Fue un período largo, no porque el handball estuviera intervenido, sino porque se necesitaba una persona que trabajara con los diferentes dirigentes del handball que estaban divididos. Eso lo hice yo y estaba ejerciendo el cargo de subsecretario de la SND. Y lo hizo Alfredo Etchandy en su momento también, sin que hubiera una intervención. Se logró paz política”, explicó.
La “paz política” y “los mejores derechos de televisión de la historia”
Justamente la “paz política” es uno de los objetivos que se traza. “Lo primero es juntar a todas las partes y no dejar a nadie fuera de la mesa. Hay que ir anotando todos los acuerdos y dejar de discutirlos si ya estamos de acuerdo. Y en lo que no estemos de acuerdo, que se negocie rápidamente y armar un plan estratégico entre todos para que se cumpla por todos los actores más allá de quien sea el presidente, porque yo a los cuatro años me voy de la AUF”, contó.
“Sin paz política es imposible gestionar. Si continuamos con esta grieta entre los actores del fútbol uruguayo es imposible llegar a acuerdos. Esa es la forma que tengo para cuidar a todo el fútbol uruguayo y no solo a algunos”, señaló, al tiempo que se mostró a favor de la creación de la liga profesional, algo que impulsan los clubes que lo apoyan, porque “así funciona en el mundo” y, además, “está previsto en el estatuto de la AUF”.
En tal sentido, su postura es que “la liga debe negociar los derechos de televisión del fútbol profesional” y la AUF “negociarlos para la selección”. En ese punto está el segundo gran objetivo de su gestión, y por el cual le gustaría que se lo recuerde además de la paz política: “Lograr el mejor contrato de televisión en la historia del fútbol uruguayo”.
Los cambios a generar y la confianza de Nacional
Ferrari considera que el principal cambio a lograr es “que las decisiones que se tomen en la AUF sean visibles para los actores del fútbol, que se consulte siempre a las personas involucradas y que la decisión final sea del Comité Ejecutivo encabezado por su presidente”.
El hecho de que esté vinculado sentimentalmente con Peñarol no significó un obstáculo para ningún club de los que lo apoyan. El único que planteó una discrepancia fue Nacional, que “ya tenía resuelto el voto para Alonso”.
“Es un detalle porque es parte de lo que quiero mejorar respecto a la grieta. Si logro ser presidente verán que soy una persona imparcial, como cuando tuve que tomar decisiones duras que no contentaron a mi club en otras federaciones. Eso marca que ya lo hice y que lo quiero volver a hacer, y se darán cuenta de mi imparcialidad”, vaticinó.
“Peñarol lo sabe y no me pide que lo represente, sino igualdad para todos. Lo mismo que los demás clubes que me han venido a buscar. Lo que debo hacer yo es desmitificar los preconceptos que hay y lograr que después pueda venir otro presidente del cuadro que sea. No podemos descartar dirigentes que están dentro de ese gran porcentaje que son de uno de los dos grandes. Hay gente muy valiosa en ambas instituciones”, concluyó.