El viaje de Flamengo a Uruguay para enfrentar a Peñarol por la vuelta de los cuartos de final de la Copa Libertadores sirvió de excusa a algunos medios brasileños para indagar en el pasado de los futbolistas uruguayos que integran el plantel rojinegro. El más nuevo es Nicolás de la Cruz, por lo que Globo Esporte enfocó su búsqueda en la etapa de formativas.
Gabriel Oroza, su primer director técnico en Liverpool y señalado por el propio jugador como el más importante que tuvo en su carrera, contó una anécdota que, a su entender, es una muestra de su personalidad.
“Cuando lo conocí, del club me pasaron una lista de 30 jugadores nacidos en 1997 que estaban llegando. Cuando llegó su nombre, lo llamé ‘De la Cruz’. Y él me dijo: ‘Soy yo, pero no me digas De la Cruz. Decime Bolita’. La primera vez que me vio como entrenador, ya demostró toda su personalidad”, recordó.
“Le decían Bolita porque a su padre Daniel, entrenador de baby fútbol y presidente del Cohami (el equipo en el que jugó Nicolás), le dicen Bola. Al principio me pareció gracioso, pero luego pensé: ‘Tiene una personalidad definida’. A los 14 años, no es normal que un gurí muestre ese atrevimiento en su primer contacto con el entrenador”, insistió.
Tanto Oroza como Aldo Correa, entrenador de la sub-16 de Liverpool en la que jugó De la Cruz, coincidieron a la hora de definirlo con una palabra: “Desfachatado”.
Tan es así que Oroza recuerda una
anécdota que le contó Óscar Washington Tabárez, por entonces seleccionador de Uruguay.
“Cuando fue convocado a la sub-15, el propio maestro me contó la historia. Él
tiene una figura de señor, más serio, pero recibe a todos los jugadores. Cuando
lo recibió a él, Nicolás le dijo: ‘Hola, Maestro, ¿qué tal?’. Mientras todos
llegaban con más calma, él ya llegó suelto”, rememoró.