Nacional celebró en el Centenario el título de campeón uruguayo con un inapelable triunfo clásico que le está permitiendo capitalizar la ventaja que le daba ser el mejor de la Tabla Anual. Lo hecho en los 45 minutos iniciales parecía sustentar el éxito de un equipo que se pareció al de los mejores momentos del Apertura, y que tras un bajón similar al del Clausura volvió a renacer.
Primero bailó a Peñarol, posteriormente controló sin problemas la ventaja, luego dejó reaccionar a un adversario herido y orgulloso, y después de dejarlo renacer le dio el golpe de nocaut para celebrar. No obstante, el festejo pasará ahora al plano de los escritorios.
El elenco de Álvaro Gutiérrez hizo un primer tiempo redondo y hasta mereció llevarse al descanso una ventaja superior a los dos tantos que logró. Salvo la primera opción de gol, mal definida por Urretaviscaya tras pique largo y notable pase profundo de Pacheco, el resto fue tricolor.
Migliore apareció dos veces, ante disparos de De Pena y Romero, y Peñarol empezó a hacer agua temprano. Por los costados y por el medio, ganando en el juego aéreo, presionando arriba y quedándose con todas las divididas Nacional mandaba y era el único equipo en la cancha.
Así no sorprendió que a los 20’ cayera el 1-0. De Pena levantó un centro desde la izquierda ante la pasividad de Sandoval, Alonso bajó el esférico de cabeza al medio y Sebastián Fernández entró solo para definir ante Migliore con un remate mordido pero efectivo.
No hubo reacción anímica ni futbolística de los aurinegros en el primer tiempo. Aguiar nunca encontró la pelota, Pacheco fue absorbido y a Zalayeta nunca le llegó. El eje Porras-Arismendi se adueñó del mediocampo, junto al despliegue de Romero por la derecha, y a partir de ahí Nacional justificó una superioridad pocas veces vistas en clásicos.
A los 33’ llegó el justo segundo gol. Sandoval perdió la pelota en la salida ante la presión de De Pena, MacEachen no despejó bien y el rebote le quedó a Alonso, que filtró un pase perfecto para Barcia, cuya aparición forzó a Diogo a cometerle penal. Alonso asumió la ejecución de la pena máxima y puso el 2-0.
Segundo tiempo carbonero
Bengoechea esperó al entretiempo para mover fichas. Diogo y Sandoval, los peores jugadores de un equipo en el que ninguno jugó a la altura, dejaron sus lugares a Nández y Leyes, por lo que Nández y el Japo Rodríguez quedaron como laterales. El de la sub-20 fue el mejor de los aurinegros.
Pese a las variantes, muy poco cambió en los primeros minutos. Peñarol se volcó arriba, más por el repliegue de Nacional que por méritos propios, pero con el único argumento del pelotazo largo para sus torres. No obstante, en la lucha por la segunda pelota perdió siempre ante un rival mucho más atento y entero.
Nacional aguantaba el resultado sin sobresaltos, hasta que a los 24’ descontó Aguiar con una magnífica ejecución de tiro libre y empezó otro partido. Con la misma falta de juego que en los 69 minutos anteriores, los carboneros al menos esbozaron una reacción anímica. Luego entró Novick pero no repitió lo del clásico anterior.
Gutiérrez, lejos de poner la bañadera, hizo cambios en puestos similares. Prieto sustituyó a un extenuado Arismendi y Tabó entró por Barcia, en un equipo que pasó a defender el resultado y ya no pensó más en anotar. El gasto estaba hecho y era hora de sostener la diferencia, ya con Recoba en cancha en el cierre para aguantar la pelota.
Aún así, Alonso tuvo dos situaciones en las que acarició el 3-1; primero con un tiro libre apenas desviado desde el borde del área y después con una definición por encima de Migliore que cayó en el techo de la red a los 82’. Poco después el Japo Rodríguez vio su segunda amonestación por bajar a Tabó y respiraba más tranquilo Nacional.
Con un jugador menos, desarmado en lo táctico y sin poder recuperar la pelota, Peñarol parecía muerto en el trámite, pero con el argumento del balón dividido y luchando hasta el final, Urretaviscaya forzó un penal de Prieto y Aguiar no se puso nervioso para sellar el 2-2 en la hora. A esa altura era heroico lo del campeón del Clausura.
En la prórroga, aprovechando la superioridad numérica, Nacional volvió a tomar la iniciativa y Bengoechea reacomodó fichas como pudo, con Nández y MacEachen de laterales y Píriz en la zaga junto a Valdez. Esperó el elenco mirasol y con Nández como enorme figura aguantó el 2-2 en los primeros 15 minutos.
A los 4’ del segundo chico se quebró el trámite. Un córner de Recoba desde la izquierda encontró un anticipo de Romero, cabeceando a la red ante la salida en falso de un sentido Migliore, y el propio arquero argentino le cometió un penal a Tabó que debió ser expulsión y apenas fue tarjeta amarilla.
Tras esa falta empezaron a caer piedras desde el talud de la Ámsterdam, por lo que el juego se detuvo mientras la policía ingresó a la tribuna tirando gases e intentando sacar a los violentos, pero sin éxito. En la reanudación, Recoba asumió la pena máxima y tapó Migliore, pero muy poco más se jugó.
Los hinchas carboneros siguieron tirando piedras y butacas a la policía, lo que hizo que la ambulancia entrara en la cancha para ponerse a salvo. Claramente no estaban dadas las condiciones para seguir jugando. Con ese panorama, el árbitro decidió, con buen criterio, dar por suspendido el cotejo, desatando el festejo merecido de Nacional, que celebró su 45ª estrella a nivel local.
El caso pasará al Tribunal Disciplinario de la AUF, pero parece difícil que se reanude. Los delegados jugarán su partido en la sede de la calle Guayabo.
Montevideo Portal