Nacional repetía un equipo en el Clausura, aunque paradójicamente no encontraba un rendimiento acorde y los resultados no eran los mejores. De hecho, terminó cuarto a ocho puntos del campeón, Liverpool, que con el 4-0 que le endosó en el Gran Parque Central propició la salida de Jorge Giordano de la dirección técnica.

El ya ex entrenador tricolor se aferró a un 4-3-3 que, según el posicionamiento del volante central y los extremos, fácilmente se convertía en un 4-1-4-1. Por delante de Sergio Rochet, nunca pudo afianzar a cuatro jugadores, más allá de que los habituales en esos puestos eran cinco.

Giordano empezó el Clausura con Armando Méndez, Guzmán Corujo, Renzo Orihuela y Agustín Oliveros, que totalizaron cinco encuentros juntos (la defensa que más se repitió), pero casi siempre faltó alguno y el que se metió fue Mathias Laborda. Contra Cerro aparecieron Alfonso Trezza y Rafael García en una línea de cinco que no se volvió a repetir.

De mitad de cancha hacia adelante el panorama era distinto y el equipo salía de memoria; Emiliano Martínez tomaba el eje, Gabriel Neves se ubicaba a su derecha unos metros más adelantado, Felipe Carballo a la izquierda, Brian Ocampo y Pablo García en las bandas, y Gonzalo Bergessio como centrodelantero.

El último equipo que armó Giordano fue con Rochet; Méndez, Laborda, Orihuela y Oliveros; Neves, Martínez y Carballo; Ocampo, Bergessio y Pablo García, con Corujo ausente por lesión. Si estaba Corujo y no jugaba Laborda, era el 11 de los que más minutos tuvieron en el Clausura hasta el 0-4 a manos de Liverpool.

¿Qué cambió Ligüera? Para el debut ante Boston River, poco. Apenas tres días después de la derrota con los negriazules, el entrenador de la tercera división confió en los cuatro defensores que más utilizó su antecesor (Méndez, Corujo, Orihuela y Oliveros) y presentó como novedades los ingresos de Rafa García e Ignacio Lores por Gabriel Neves y Pablo García, buscando más marca con la primera variante y pierna zurda con la segunda.

Luego de esa derrota pasaron cuatro días hasta el partido frente a Deportivo Maldonado, en el que realizó más retoques. Neves y Pablo García volvieron a quedarse afuera de la formación inicial y mantuvo a Rafa García pero no a Lores. Las entrada de Trezza por Lores y de Joaquín Trasante por Emiliano Martínez marcaron la intención de tener un mediocampo más combativo y con mayor recorrido por las bandas.

En el fondo, ante la suspensión de Orihuela entró el juvenil Nicolás Marichal y cumplió. Armando Méndez quedó afuera por un cuadro estomacal que propició un nuevo ingreso de Laborda. Así las cosas, paró a Rochet; Laborda, Corujo, Marichal y Oliveros; Carballo, Rafa García y Trasante; Trezza, Bergessio y Ocampo.

Las ausencias de Orihuela y Rafa García por covid-19 llevaron a Liguera a mantener a Marichal en el equipo ante Rentistas, dejando entre los relevos a Méndez. Además, volvió Neves al mediocampo por Rafa García y siguió Emiliano Martínez en el banco. El resto se mantuvo y cumplió con especial destaque para Trasante, el pulmón del mediocampo, y Marichal, quien jugó con el aplomo de un veterano en su tercer partido oficial.

Ocampo volvió a hacer un trabajo de desgaste por la banda, como venía realizando con Giordano pero esta vez más volcado sobre la izquierda. Trezza mostró el despliegue que llevó a Gustavo Munúa a confiarle la titularidad hace algunos meses y Neves justificó ampliamente la titularidad volviendo a ser responsable de la precisa y rápida circulación de la bola en la zona media.

Lejos de ser un ballet y con un enorme aprovechamiento de las jugadas a balón parado, que fueron la justificación del 3-0 ante Rentistas, Nacional supo controlar el trámite y defenderse con la tenencia de la pelota como no lo venía haciendo. Los ajustes del entrenador interino tuvieron efecto y dejaron al Bolso al borde de un nuevo título.