Sebastián Fernández lleva casi seis años en Nacional y se siente tan feliz como el primer día. Hoy, cumpliendo con la cuarentena domiciliaria junto a su familia, recuerda la llegada al club e incluso sus épocas de hincha. A los 14 lo hicieron socio y votó hasta los 22, cuando las exigencias del profesionalismo le hicieron dejar su fanatismo de lado, al menos por un rato.
“Siendo jugador de Miramar Misiones iba a votar. Cuando llegué en Defensor (2007) me dijeron: ‘Mirá, acá no’. Fue de primera porque hay una rivalidad y siempre Defensor aspira a competir de igual a igual y a ser campeón. Fue un año y medio que me pegó fuerte y me marcó para todo lo que vino después. Fue clave para la carrera que tuve”, recordó en diálogo con el programa A Fondo, de la 1010 AM.
Con los cruzados rotos
Después pasó por Banfield, Málaga y Rayo Vallecano, siempre con una lesión de rodilla que lo persiguió durante seis años y resultó ser una rotura de ligamentos cruzados con la que supo convivir casi sin problemas. Empezó cuando estaba en filas violetas y no se detectó en su momento, hasta que algún pase quedó trunco por los exámenes médicos.
“Cuando salí y se me cayeron varios pases, los doctores acá se dieron cuenta enseguida con un movimiento manual. Después usaron la tecnología para confirmar que estaba roto el cruzado. Cuando estaba bien jugaba y dejé de pensar en la rodilla. No iba a dejar de jugar al fútbol si no sentía molestias. Alguna molestia tenía pero al otro día podía entrenar”, explicó.
“En Rayo Vallecano tuve que operarme porque tuve una mala caída en la cancha de Valencia. No recuerdo si fue el menisco que se rompió, entonces cuando se corrige una cosa es mejor corregir todo y me operé los cruzados”, recordó.
Y llegó Nacional
“Se abrió una ventanita después de terminar contrato con el Rayo Vallecano (mediados de 2014). Por primera vez en mi carrera había quedado libre y tenía miedo. Después de lastimarme la rodilla me preguntaba si se me podía terminar la carrera sin cumplir el sueño que tenía de chiquito de jugar en Nacional”, rememoró.
El día que le tocó debutar (17 de agosto de 2014 en una goleada 5-2 sobre Defensor Sporting) “fue hermoso”. “Me acuerdo que fue en el Parque y una tarde de sol maravillosa. Estaba toda la familia en la cancha y después de estar tanto tiempo afuera fue un regalo de la vida”, dijo.
“Nacional es una de las cosas que me hace seguir jugando al fútbol; tomé decisiones por las que seguí disfrutando de jugar al fútbol. No fue que tomé decisiones tomándolo como trabajo, que de hecho lo es, sino que pensé más en disfrutar lo que hago. Es lo que me hace seguir con energía con la edad que tengo”, contó.
Después de algunos altibajos en su rendimiento en los últimos tiempos, a veces por falta de oportunidades y de continuidad, se sentía “muy bien cuando se dio el parate”. “Ahora será repartir y dar de nuevo. En los últimos tiempos me sentía bien y volví a encontrar la energía y las ganas. La gente me transmite algo maravilloso. Cada vez que entro a la cancha es un regalo y me llena de energía”, concluyó.