El duro 3-0 sufrido por Nacional este martes en su visita a Atlético Goianiense pasó a un segundo plano para la mayoría de los hinchas que hicieron cientos y miles de kilómetros para llegar al estadio Sierra Dourada de Goiânia, donde la policía local arremetió contra la hinchada visitante lanzando balas de goma y gases lacrimógenos desde los minutos finales del encuentro.
José Fuentes, presidente del club, intentó intervenir desde dentro de la cancha, pero sin mucho éxito. Los directivos estaban en un palco, más allá de que por razones de capacidad de ese palco que se les asignó, algunos vieron el encuentro desde la tribuna. Antes de finalizar el encuentro, volvieron al palco con sus pares y no les tocó sufrir el calvario que pasaron algunos fanáticos.
“Por cosas que vi me parece que la policía puede haberse excedido. No era tanta la cantidad [de hinchas] y hubo un lugar por donde quisieron salir, pero tampoco pudieron. Si querés dispersar a la gente le tenés que dejar una puerta de salida. Por la información que tengo y por las cosas que vi, no fue un procedimiento correcto. Se podía haber evitado el enfrentamiento dejándoles la posibilidad de salir por algún sector”, dijo el directivo Raúl Giuria al programa 100% Deporte de Sport 890.
El dirigente explicó que “no hubo enfrentamiento con gente del Goianiense” y
contó que Rodrigo, “un hincha que recibió un golpe en la cabeza y que fue
revisado por los médicos de Nacional anoche mismo, luego fue llevado al
hospital y ya se recuperó”, por lo que “viaja con la delegación” de vuelta
hacia Montevideo. “Vi otro que tiene marcas de las balas de goma, y la foto impacta, pero ya
está bien. Hubo algún herido y ningún detenido”, añadió.
“Por elección fui a la tribuna. No sé ni cómo, pero en un momento empezó a haber corridas con la policía tirando balas de goma y gas pimienta. Se pasó mal. Vi a un muchacho con el brazo quebrado y a otro con golpes en la cabeza. Hubo que llevarlo al hospital”, explicó el también dirigente Antonio Palma.
Nicolás, un hincha tricolor que estuvo en el Serra Dourada, fue elocuente: “Nos mataron a palo. Repartieron tiros, bombas y palazos como quien reparte caramelos. Aparte tiraban y se reían, constantemente. Terminaban de recargar y se reían. Lo disfrutaban”, agregó. “Afuera fue peor, porque ya estábamos tranquilos y de la nada nos empezó a pegar la policía”, contó Daniel, mientras que Joaquín contó que “estuvo complicado, pero por suerte ya está todo bien”.
Robert, otro fanático tricolor que hizo miles de kilómetros para alentar a su equipo, dijo que “nunca había vivido algo así en un estadio”, pese a que lleva “más de 10 años siguiendo al Bolso a todos lados”. “No sé ni por qué empezó todo, pero en un momento estábamos corriendo para escapar de los gases lacrimógenos y no había por dónde salir”, añadió.
Bruno: Salvado por una pareja tricolor de Brasilia
Bruno, otro de los hinchas tricolores que se hizo presente en el Serra Dourada, contó la génesis del problema. Según su relato, hinchas del Atlético Goianiense se acercaron al pulmón que los separaba del sector asignado a los bolsos (que en el Centenario sería la América contra la Ámsterdam), para entonar cánticos provocativos. Hasta ahí, nada fuera de lo normal. “La policía se acercó y les pidió que se fueran. Ellos se fueron”, explicó.
“Después, cuatro o cinco hinchas de Nacional se acercaron al tejido y empezaron a insultar a los de Goianiense. Pero hasta ahí no era más que alguna puteada desde lejos. La diferencia es que cuando se acercaron los hinchas de Nacional al pulmón, aparecieron cinco o seis policías y de una, sin mediar palabra, tiraron gas pimienta. Ahí empezó todo el lío. La gente de Nacional se calentó, se alteró todo y de repente vimos que entraban 10 policías más a tirar balas de goma. Fue todo un quilombo y así fue por 15 o 20 minutos”, narró.
“Después de eso, la cosa se entró a calmar y había gente de Nacional que ya había salido pero estaban esperando a amigos o familiares que estaban adentro. A esa gente de Nacional que estaba afuera esperando no la dejaban estar ahí y los hicieron irse. A los que estábamos adentro nos dijeron que esperábamos a que se vaciara el estadio. Como 40 minutos después nos hicieron señas para que saliéramos. Empezamos a salir tranquilos, en fila india, y aunque afuera había hinchas del Goianiense cantándonos ‘eliminados’ y otras provocaciones, salimos callados y tranquilos. Hasta que nos cruzamos con policías a caballo que nos empezaron a pegar palazos sin motivo alguno”, lamentó.
“A mí me pegaron un palazo en la espalda que me dejó medio mareado, pero no entendí por qué. No estábamos haciendo nada. Cuando salí de los milicos, me encontré rodeado por hinchas de Atlético Goianiense que me pedían la camiseta. No sé si me la querían robar o qué. Hasta que apareció una pareja de hinchas de Nacional que viven en Brasil y les pararon el carro a los hinchas que me tenían a mí. Esta pareja me dijo que me sacara la camiseta y me metiera al auto. Se portaron genial y me llevaron hasta el hotel. Si no fuera por ellos, no sé qué hubiera pasado”, reconoció.
“En años yendo a la cancha nunca viví algo como esto”, contó Bruno, aún “mareado y dolorido” por los golpes. Pero dentro de lo malo, rescató algo positivo de esos bolsos que lo salvaron, a quienes debe un gran abrazo cuando vuelvan de paseo por el Gran Parque Central. “Cuando me dejaron en el hotel, les regalé la camiseta como forma de agradecimiento, aunque al principio no querían aceptarla. Pero la verdad es que no es nada una camiseta comparada con lo que hicieron por mí”, concluyó.