La selección francesa femenina de handball se tomó la revancha de la derrota recibida hace dos años ante Noruega en la final del Mundial de España y se quedó con su tercer título, tras imponerse este domingo por 31-28 al conjunto noruego en la final de la Copa del Mundo de Dinamarca, Noruega y Suecia.
Fue un encuentro en el que las vigentes campeonas olímpicas hicieron valer su mayor profundidad, gracias a la actuación de jugadoras como la lateral Lena Grandveau, autora de cinco dianas, o la portera Hatadou Sako que fueron determinantes en la segunda mitad.
Un plantel sin fisuras permitió a las de Olivier Krumbholz cerrar el campeonato con pleno de victorias, tras derrotar hasta en dos ocasiones al siempre difícil conjunto noruego, al que ya venció por 24-23 en la jornada final de la segunda fase.
Se trató de una derrota que no pareció afectar al equipo nórdico, que aferrado a los goles de Henny Reistad, quien arrancó el encuentro con la misma eficacia que le permitió firmar quince tantos ante Dinamarca en las semifinales, se situó con una renta de dos goles (6-8) a los doce minutos de juego, un tiempo en el que el seleccionador francés ya había rotado a toda su primera línea, consciente de que el factor físico podría ser un factor fundamental, máxime tras la prórroga que Noruega tuvo que jugar el viernes para acceder a la final.
Cambios que no afectaron, sin embargo, al rendimiento del conjunto galo, que no solo no vio mermado su juego, sino que dio un paso adelante, sobre todo, en ataque con la presencia de jugadoras como Meline Nocandy y Orlane Kanor, que hizo gala de su potente brazo.
Noruega, en
el momento que tuvo que dar respiro a jugadoras como la central Stine Oftedal, que
dejó en evidencia en cada una de sus acciones el inmenso talento que tiene, o
Henny Reistad, vio notablemente reducida su eficacia, una circunstancia que
permitió a Francia dar la vuelta al marcador con un parcial de 9-5 que situó a
las galas con una renta de dos goles (15-13) a nueve minutos para la conclusión
de la primera parte., tiempo en el que la selección francesa, que siguió
moviendo constantemente su banco, dio un nuevo paso adelante, en esta ocasión
en defensa, zona en la que las de Krumbholz, lideradas por una imponente
Pauletta Foppa, obligaron a Noruega a cometer cada vez más y más errores.
Fallos que el conjunto galo no tardó en convertir en fulgurantes transiciones permitieron
a Francia escaparse en el marcador, tras adquirir unos más que interesantes
cuatro goles (20-16) de ventaja. Pero si hay un equipo al que nunca se puede
dar por muerto es a Noruega, como bien sabe la selección francesa que hace dos
años vio como las nórdicas les arrebataron la medalla de oro en una final en la
que llegaron a perder hasta por seis goles de diferencia en el primer tiempo.
Una remontada que las noruegas trataron de volver a repetir este domingo en
Herning de la mano de la veterana portera Katrine Lunde, de 43 años, que con
sus siete paradas en el segundo tiempo permitió a Noruega mantenerse siempre
vivas (23-21) en el marcador, pero Lunde no encontró en ataque el apoyo de sus
compañeras, especialmente de la cañonera Henny Reistad, que pareció acusar en
la segunda mitad el esfuerzo realizado en las semifinales, como atestiguó el
único gol que la noruega firmó en el segundo tiempo.
Tampoco mostró su mejor versión Nora Mork, que volvió a mostrar la misma
discreta línea que ha mantenido durante todo el campeonato, y solo anotó un gol
de jugada en todo el partido, tras no errar, eso sí, ninguno de los siete
lanzamientos de penal que intentó, Hecho que hizo recaer toda la
responsabilidad ofensiva en la central Stine Oftedal, que pese a sus seis
tantos, no pudo ella sola derribar el cada vez más sólido muro defensivo del
conjunto francés.
Los problemas no impidieron a Noruega, que dio una nueva muestra de su
competitividad y capacidad de resistencia, llegar a los últimos once minutos de
juego con opciones de pelear por el título (26-25), algo que no estaban
dispuestas ni Lena Grandveau, que tuvo que jugar prácticamente toda la segunda
parte por el golpe recibido en la nariz por Laura Flippes (la teórica titular),
ni la portera Hatadou Sako, que sustituyó a Laura Glauser tras el descanso. Dos
habituales suplentes que demostraron poseer la calidad y, sobre todo, el
carácter para asumir la responsabilidad y conducir con sus goles y paradas a
Francia a la victoria (31-28) y a su tercer título mundial.
EFE / FútbolUy.