El Al Hilal saudí acabó con el sueño del anfitrión Wydad Casablanca al forzar la prórroga (1-1) con una pena máxima en la prolongación transformada por Mohamed Kanno y ser superior en la tanda de penales (5-3), con lo que se convierte en el rival del Flamengo en la primera semifinal del Mundial de Clubes.
El conjunto que dirige el argentino Ramón Díaz hizo un ejercicio de supervivencia en Rabat. El campeón asiático no se amilanó en un ambiente absolutamente adverso, con las tribunas llenas de hinchas del Wydad, y supo sobrevivir cuando tuvo el encuentro perdido para jugarse el todo por el todo en los penales, en los que se mostró infalible.
Los hombres que dirige Mehdi Nafti, que soñaban con alcanzar el logro del Raja Casablanca cuando alcanzó la final del Mundial de Clubes en 2013 (perdió frente al Bayern Múnich), se quedaron con la miel en los labios.
Tuvieron el triunfo en sus manos gracias a un gol a los 52 minutos de Ayoub El Amloud de cabeza a la salida de un córner, pero Al Hilal no se rindió. Ramón Díaz se la jugó al final dando entrada a Saleh Al Shehri, el peruano André Carrillo y el argentino Luciano Vietto, y encontró el premio del penal, protestado por los locales.
Las quejas provocaron, además, la roja de Yahya Jabrane y la transformación de Mohamed Kanno, quien, curiosamente, al inicio del alargue también se tuvo que ir a los vestuarios tras ver la segunda cartulina amarilla.
Con ambos equipos fundidos y una ocasión por bando, la eliminatoria se tuvo que jugar en los penales. El Al Hilal, que comenzó a lanzar, fue infalible. Anotaron Marega, Vietto, Shehri, Al Hamddan y Musab Al Juwayr, y el error del internacional Attiyat-Allah (el balón dio en los dos palos) en el primer tiro resultó determinante.
Dura despedida para el Wydad Casablanca, vigente campeón africano, que encaraba el torneo con grandes esperanzas de hacer algo grande, y euforia en el Al Hilal, que se medirá el martes al Flamengo en la primera semifinal dispuesto a plantar batalla, aunque lo hará con la baja segura por sanción de uno de sus mejores hombres, Kanno.