Gerardo Molina, CEO de Euroamericas Sport, generó revuelo en Uruguay a finales de 2016, cuando llegó a la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) con una propuesta de 68 millones de dólares anuales por los derechos de televisión, que abarcaban al fútbol local y también a la selección.

Días después de una promocionada reunión en la sede de la AUF, donde hubo una presencia masiva y atípica de medios, el entonces presidente de la AUF, Wilmar Valdez, y quien era el tesorero, Ignacio Alonso, manifestaron que la propuesta no era seria y que Molina “no apareció a presentar los avales”.

Apuntaban también a la selección

Este martes, seis años y dos meses después de aquella reunión, y a dos días de las elecciones de la AUF, Molina reapareció siendo entrevistado por el programa Las voces del fútbol, en Canal 5, y dio su versión de los hechos, aclarando que estuvo un mes y medio instalado en Montevideo. “No desaparecí. Tuvimos cinco reuniones y hablamos con los jugadores de la selección”, contó.

“La oferta no fue producto de Gerardo Molina, sino de una compañía seria que representa muchas marcas y conglomerados de medios que tienen derechos del fútbol y otros deportes. Hicimos una investigación de mercado durante cuatro años y medio. Teníamos oferentes por el fútbol de Uruguay y había un retorno de inversión importante”, indicó.

“Nuestro interés era reestructurar la imagen, que tenía que ver con el fútbol local y la selección. El interés de nuestros clientes era desarrollar fuertemente el fútbol local con una reestructuración que incluyera la Segunda División y, fundamentalmente, los derechos de imagen de la selección”, dijo, y en ese sentido manifestó haber encontrado una buena receptividad de Diego Godín y Diego Lugano.

Recordó que hicieron una propuesta a Valdez y luego el entonces presidente derivó el tema en Alonso, “una persona de su absoluta confianza en la AUF y encargada de manejar esos temas”. “‘Se puede dirigir a él como si fuera yo. Todo lo que haya que cerrar, véalo con él’, me dijo. Ahí empecé a ver irregularidades”, señaló.

Según Molina, “Alonso era Valdez, y Valdez Alonso”, y definió al entonces presidente como “una mascota”. “Alonso se movía con la prensa para mostrar que estábamos desaparecidos, cuando estábamos negociando. Después de las reuniones, que fueron todas con Alonso, ya no apareció más Valdez. Me dijo que el plan de marketing lo quería manejar directamente la AUF y le expliqué que eso era desconocer la industria deportiva”, recordó.

Afirmó que Alonso le “dijo que la AUF se encargaba de la rescisión del vínculo que tenía” con Tenfield, y “luego dijo que la rescisión la tenía que pagar la empresa porque la AUF iba a tener muchos gastos”. “Yo, graduado en Harvard en negociación, entendí que no tenía mucho que ver el tema gastos que me mencionaba”, dijo.

Un dinero por fuera

“Me dijo que, del monto total, iba a necesitar un 20% por gastos de gestión”, agregó, y al ser consultado si se trataba de un “dinero por fuera” respondió: “absolutamente”. “No estamos acostumbrados a que esto suceda y ninguna de las empresas que representamos avaló jamás ese tipo de operaciones. Todo lo que pagamos lo hacemos por transferencia a la federación, dentro de lo que está comprendido en el contrato. En ningún momento me habló de números ni de subir la oferta, sino de un 20%”, indicó.

“Nosotros no estábamos acostumbrados a decirles a las empresas que hablábamos con un tesorero. Está más que claro que Alonso era más que un tesorero. Cualquier entendido en lo que es la estructura administrativa de una federación sabe cuando una persona tiene poder”, dijo, y agregó que, al querer manejar el plan de marketing, la AUF “estaba cerrando el grifo que le daba sustento a la propuesta”, por lo que ese punto “no era negociable”.

“No podía entender cómo, comercialmente, estaba cerrando un negocio que era el mejor que había tenido Uruguay en la mano”, añadió.