El nombre de Mike Tyson volvió a estar en el tapete después de mucho tiempo este sábado. Como en los 90, cuando se anunciaban sus peleas dos o tres horas antes del inicio real de las mismas, se subió al ring frente a Roy Jones Jr. y generó muchísimo más desde la expectativa que dentro del cuadrilátero.
El combate que luego se declaró nulo y que terminó empatado conforme a lo pactado en lo previo -dado que ya se sabía que si no había nocaut tampoco habría ganador-, presentaba una particularidad que también se adelantó en los días previos; la exoneración del cannabis en los controles antidopaje.
Tyson, quien no pudo mandar a la lona a un rival que apeló constantemente al clinch y que nunca mostró una verdadera intención de boxear, confesó en la conferencia de prensa posterior lo que parecía obvio; consumió marihuana como cada día de su vida.
“Por supuesto que he fumado marihuana antes del combate. Fumo cada día, nunca he dejado de fumarla”, dijo el púgil estadounidense de 54 años, quien lleva ya un tiempo comercializando cannabis con fines terapéuticos en California, donde su consumo es legal.
“Es lo que soy. No tiene efectos sobre mí desde un punto de vista negativo. Es lo que hago y cómo soy y cómo voy a morir. No hay explicación. No hay principio, no hay final. La marihuana me adormece, pero no adormece el dolor”, señaló Tyson, quien posee 16 hectáreas de tierra fértil para el cultivo cannábico.