El partido entre Peñarol y Rosario Central en el Gigante de Arroyito por la primera fecha del grupo G de la Copa Libertadores estuvo muy caldeado en todo momento. Antes del encuentro, hinchas canallas agredieron a los uruguayos lanzándoles las vallas de seguridad y al final hirieron a Maximiliano Olivera.
Una vez finalizado el juego, los futbolistas mirasoles se acercaron al sector donde estaban sus hinchas para saludarlos y varios parciales argentinos comenzaron a lanzar objetos. Uno de los proyectiles impactó en el rostro del defensa, que sufrió un corte en la zona del pómulo y quedó completamente ensangrentado.
Visualizó al agresor e intentó ir a buscarlo, pero fue detenido por algunos de sus compañeros, que le pedían calma a los hinchas rosarinos, mientras otros llamaban a la asistencias médica. Olivera fue trasladado a un centro asistencial para ser atendido mientras el resto del plantel se quedó en el estadio.
En conferencia de prensa, Lucas Hernández habló del hecho: “Fuimos a saludar a nuestra gente como habitualmente lo hacemos en cada partido, agradecerles por haber venido hasta acá, por alentarnos y apoyarnos. La gente de Central se puso nerviosa y se complicó un poco”.
“Esperemos que no vuelva a pasar porque no estuvo nada bien, a un jugador lo lastimaron. Esperemos no sea nada grave y que tenga una buena recuperación. Es algo muy feo y esperemos que no vuelva a pasar”, concluyó quien sustituyó en el segundo tiempo a Olivera.