Matías Viña se encuentra en su Empalme Olmos natal hace ya un par de meses. “Tomé la decisión de volver cuando había 300 casos en Brasil. Al otro día ya había 600. Pensé que iba a ser más rápido”, contó en un vivo de Instagram con la cuenta oficial de la AUF.
“Me fui con mi madre y mi hermano, pero 15 días antes de volverme ellos se vinieron porque mi madre es profesora de matemática y mi hermano tenía que empezar el liceo. En el club me dijeron que volviera a Uruguay y que tratara de estar con la familia porque iba a ser complicado estar solo”, narró el zurdo lateral, quien llevaba poco tiempo en Brasil.
Otra intensidad: “Los primeros partidos los sentí bastante”
De su nuevo club, el Palmeiras, se mostró impresionado por “la infraestructura que tiene”. “Todo lo que tiene adentro, las comodidades para entrenar, el estadio y la organización son una locura y me sorprendieron muchísimo”, contó, y habló del proceso de adaptación que aún sigue viviendo y que le costó en el comienzo.
“Fui con la base de la pretemporada de Nacional, pero cuando llegué empecé a sentir los entrenamientos. En el primer partido iban 80 minutos y ya sentía los gemelos, que me estaban matando. Los primeros partidos los sentí bastante”, sostuvo, y habló de las diferencias que se encontró respecto al fútbol uruguayo.
“Fue difícil porque en lo personal era mi primer traspaso. Yo estaba instalado en Nacional. En lo futbolístico es muy difícil. El fútbol uruguayo es un poco más pasivo y el brasileño es mucho más dinámico. Por Copa Libertadores enfrenté a equipos brasileños estando en Nacional y lo sufría bastante por la dinámica que tienen. Ese fue el gran cambio”, narró.
Bajó con termo y mate a la cena, que fue a las 18 horas
“En los primeros partidos que me tocó jugar quería hacer lo mismo que hacía en Nacional y me costaba muchísimo. Terminaba los partidos justo o no llegaba a terminarlos. Contra el Santos salí acalambrado”, reconoció Viña, quien también tuvo que adaptarse a una alimentación diferente a la que llevaba a cabo en Uruguay.
“En el Palmeiras cenan a las 6 de la tarde y yo no me acostumbraba porque a esa hora solía merendar”, explicó, aunque valoró el hecho de haberse adaptado. “Para rendir de buena manera hay que alimentarse y descansar bien”, reflexionó el ex Nacional, a quien le costó entender que su primera cena en realidad no era una merienda.
“La primera vez que cenamos a las 6 de la tarde yo bajaba con el termo y el mate. Todos me miraban. Vino el paraguayo Gustavo Gómez y me preguntó qué hacía con el termo y el mate. Y yo le dije: ‘¿No merendás vos con termo y mate?’ Y me dijo que era la cena. Cuando vi la comida me quería morir. Era imposible comerme unos fideos o un pollo a esa hora”, recordó.
De delantero a lateral
Viña cree que para un jugador que juega en su posición “no hay mejor lugar para seguir creciendo y aprendiendo que Brasil, que es una fábrica de laterales”. “Los mejores en mi puesto han salido de ahí. Fue una de las motivaciones para ir”, reconoció, y citó entre sus principales referentes a Marcelo y a Dani Alves, a quien enfrentará en el derbi ante Sao Paulo.
Claro que el hoy marcador de punta por izquierda titular de la selección uruguaya no siempre se paró en esa posición. “Empecé a jugar a los cuatro años y fui delantero hasta los 15, cuando pasé de lateral en una selección sub-15 de Canelones. Me pidieron si me animaba a cambiarme a ese puesto. Lo hice, me adapté y me empezó a gustar”, recordó.
Viña empezó a sentirse “a gusto” con el hecho de ser lateral “porque veía toda la cancha de frente y no de espalda, como cuando era atacante”. “Fui aprendiendo cosas y hasta hoy sigo aprendiendo. Hoy ya no me acuerdo lo que es ser delantero”, confesó, aunque a juzgar por sus actuaciones en Nacional, por momentos parecía un puntero por izquierda.
La confianza de los técnicos y el camino hacia la selección
Tras haber sido campeón Sudamericano sub-20 en 2017 volvió a Nacional y Martín Lasarte lo ascendió al plantel principal, aunque aclarándole que volvería a su categoría. “Ese año tuve la confianza pero no tenía continuidad porque estaba el Pacha Espino y yo sólo jugué cuando no estuvo él”, manifestó.
“En 2018 no tuve la confianza ni el respaldo del entrenador (Alexander Medina). En 2019 la confianza que me dieron Eduardo Domínguez y Álvaro Gutiérrez fue fundamental”, narró Viña, sin olvidarse de su paso por la tercera división tricolor en 2018. “Martín Liguera fue muy importante por el momento que estaba pasando. Me habló muchísimo. El otro fue Álvaro Gutiérrez, que me ayudó a crecer en 2019”, destacó.
Posteriormente llegó el llamado a la selección uruguaya, que fue “un orgullo y una alegría enorme” ya desde épocas de juveniles porque “es algo que soñás desde chiquito y no podés explicarlo”. “Es algo único”, agregó, y recordó el primer llamado de Mario Rebollo para la mayor: “Estaba con mi madre y no me la esperaba. Cuando me llamó Mario y me dijo que iba a estar en los amistosos contra Estados Unidos y Costa Rica, no lo podía creer”, expresó.
Los consejos de Tabárez y el duelo con Messi: “No lo veía”
Viña recuerda sus diálogos con Óscar Washington Tabárez ni bien se sumó al plantel celeste. “Hablé de lo que era llegar a la selección. Me dijo que estuviera tranquilo y que tratara de aprender y disfrutar. Siempre se acerca para dar algún consejo del juego o de lo que estaba viviendo. A uno lo pone contento que se acerque a hablar”, ponderó.
Consciente de que su sueño es “seguir estando en la selección y llegar a Europa”, reconoce que vistiendo a la Celeste le tocó enfrentar al jugador que más lo ha complicado: “Lionel Messi. No lo veía. Estábamos en el vestuario antes del partido con Argentina y llegó (Luis) Suárez a hablarme. Me dijo: ‘No te voy a decir que engancha para la derecha o la izquierda porque engancha para los dos lados’. Me dijo que estuviera tranquilo y que lo hiciera como lo hago yo porque me iba a ir de buena manera”.
“Nunca me había pasado de tener un jugador enfrente y no saber para dónde va a arrancar. Todos tienen una tendencia de arrancar para algún lado por la postura del cuerpo, pero Messi no tiene un patrón. Es increíble y muy difícil. Estaba una jugada antes de lo que podía llegar yo a marcarlo. Lo veía por televisión y pensaba que no podía ser tan difícil, pero cuando me tocó tenerlo enfrente era una locura”, concluyó.