Gastón Martirena fue gran figura en la coronación de Racing como campeón de la Copa Sudamericana. Le anotó al Athletico Paranaense en cuartos de final, repitió en la semifinal de ida ante Corinthians y abrió el tanteador en el 3-1 de la final ante Cruzeiro en Asunción.
“Estoy muy emocionado”, fueron sus primeras palabras al terminar el compromiso en el estadio de Cerro Porteño, y dijo no estar dándose cuenta de lo sucedido. “No caigo, pero en el transcurso de los días, cuando vea las cosas, vamos a ir cayendo”, señaló.
“Mirá lo que es el estadio, mirá lo que es esta gente, está mal de la cabeza. Sabemos que hicieron mucho sacrificio para venir, dejaron cosas, vendieron cosas para poder venir, hay gente en el Cilindro de Avellaneda”, dijo al pie de campo.
Martirena contó que “no podía creer” cuando le anularon un gol cuando estaban 0-0, aunque “sabía que iba a quedar otra” para convertir, como lo hizo a los 15’. “Cuando en la semana digo que voy a hacer un gol, no sé por qué, pero se me cumple”, manifestó.
“Sabía que iba a hacer un gol, y que viniera con esa sorpresa de que voy a ser padre me emocionó más”, afirmó, y recordó que prometió ese gol “a los utileros, a los kinesiólogos y a la familia”. Esperaba ese gol y este presente, más allá de reconocer que “costó”.
Martirena, quien festejó en el césped enfundado en su bandera uruguaya, no se olvida del trabajo que hizo para lograr ese título, así como tampoco se olvidó de Liverpool. Un día después, en diálogo con ESPN, mostró el termo con el pegotín del club que lo formó y explicó lo que significan los negriazules en su carrera.
El sábado de noche transmitió desde Asunción, en vivo a través de su cuenta de Instagram, parte de los festejos de Racing. En ese momento sonaba Comadre compadre de Los Fatales, un clásico de la plena uruguaya que la hinchada de la Academia reversionó con una dedicatoria para Independiente. Gustavo Costas, entrenador blanquiceleste, la recordó a viva voz.