El delantero de la selección uruguaya y Gremio de Porto Alegre, Luis Suárez, recordó el incidente de la mordida a Giorgio Chiellini en el duelo entre Uruguay e Italia del Mundial de Brasil 2014, la repercusión mediática, cómo lo trató la FIFA, el arrepentimiento y el paso por un tratamiento psicológico de larga duración.

Suárez, entrevistado por el medio brasileño Placar, recordó el episodio que recorrió el mundo y expresó: “Me dolió mucho lo que pasó. Cualquiera, sea jugador o periodista, puede ser expulsado de una competencia, está perfecto, pero no poder entrar a un recinto deportivo ni estar con mis compañeros, eso era lo que más me dolía. Me trataron como a un delincuente, y eso me perjudicó a mí y a mi familia”.

“Contra Italia pensé que la responsabilidad de que Uruguay fuera eliminado del Mundial era mía, de ahí venían los ataques de ira. Pasó con Chiellini y fue mi error”, reconoció.

“Uruguay venía embalado tras ganarle a Inglaterra e Italia. Y en ese momento lo que sucedió dolió mucho en el grupo y luego perdimos contra Colombia [2-0 en los octavos de final]. Eso machuca, tener que excluir a un jugador, marcharme escondido… Cuando pacté con el Barcelona, no pude ir al estadio a firmar el contrato. No se entiende lo que hizo la FIFA, por eso mi dolor y mi tristeza”, agregó.

La Comisión Disciplinaria de FIFA lo sancionó con la imposibilidad de participar en cualquier clase de actividad relacionada con el fútbol (administrativa, deportiva o de otra clase) durante cuatro meses; la prohibición de ingresar a los recintos de cualquier estadio mientras durara la sanción, incluyendo en los que jugara Uruguay; más una multa de 100.000 francos suizos.

El camino

Suárez, tras el incidente y con el correr de los días, se replanteó cómo seguir adelante: “Luego empiezas a pensar en todo, eres padre, tus hijos están creciendo. Creo que a cualquiera le cuesta admitir sus errores y reconocer cuándo se equivoca y, en ese momento, a mí me costaba. Decía: ‘Ah, fue sin querer’”.

Para el 2014 fueron tres veces que pasó por una situación similar: “Ya eran tantos que me decían, ‘Luis, está mal’. Y entonces empecé un tratamiento con una psicóloga que duró muchos años y eso me ayudó muchísimo”.

“Ya terminé [el tratamiento]”, siguió relatando a Placar, y agregó: “Ella me enseñó que me guardaba todos mis sentimientos, mis formas de pensar, mis problemas con mi familia, mis problemas con el fútbol, o los que tenía, me guardaba todo para mí y, por supuesto, lo expresaba en forma de ira”.

“Ella me enseñó que cada situación que acontezca conmigo que se la dijera, que la habláramos. La situación con mis hijos, con mi mujer, el fútbol, y claro, de todo eso aprendí. Ella me enseñó que mi forma de jugar, de protestar, eso nunca va a cambiar, pero estas cosas que hacíamos me ayudaban a no tener los ataques de ira que me pasaban en esos momentos, y también a reconocer cuando me equivoco”, añadió.