Liverpool venció 1-0 a Peñarol en el Campeón del Siglo (3-0 en el global de las finales) y se consagró campeón del Campeonato Uruguayo por primera vez en su historia, demostrando una vez más ser el mejor equipo de la temporada a nivel local.
El duelo comenzó con los aurinegros parados con un 3-5-2, con Cristóforo centralizado entre los volantes, con la ayuda de Homenchenko en la recuperación. Su rival con un claro 4-4-2, con dos nueves y apuesta a las respuestas rápidas.
Así llegó la primera clara con un pelotazo de Vecino para el pique de Luciano Rodríguez que encaró ante Maxi Olivera, enganchó hacia el centro para rematar, pero De Amores contuvo.
La respuesta, un balón que rebotó y le quedó a Mayada en el área, el cual trató de centrar primero sin suerte y luego rematar, tapando el meta al córner.
Los carboneros trataban de presionar la salida rival y buscar la velocidad de González, que todavía no lograba desequilibrar, pero a su vez dejaba espacios a las espaldas de sus carrileros que los blancos para la ocasión querían aprovechar.
A los 14' una corrida de Lucas Hernández por izquierda, que le hizo un caño a Federico Pereira, terminó en un pase para Homenchenko, que bien posicionado remató sin acertarle al arco.
Con el correr de los minutos el trámite se hizo entrecortado, además de ser bastante lento, algo que le servía a la visita sabedora de contar con una renta muy buena en la definición.
La visita se paraba bien, no sufría en demasía y con su receta se alejaba de su mitad de cancha para ir a buscar un gol que podría ser decisivo, el cual tuvo Pereira en un tiro de esquina que cabeceó absolutamente solo.
Pero consiguió su objetivo a los 26', en una pelota que Luciano Rodríguez peleó ante Lucas Hernández por derecha, lo dejó atrás y asistió a Ruben Bentancourt que definió cruzado e infló las redes para el 1-0.
Un baldazo de agua fría para los mirasoles que ahora tenían que hacer tres goles para forzar el alargue, en un cotejo donde carecían de ideas ofensivas para incomodar a su rival.
El locatario perdido en cancha, sin generación, con Arezo olvidado en el ataque y Luciano Rodríguez siendo un problema sin solución para Hernández y Olivera, a los que cada vez que los encaró, les complicó la existencia.
Momentos es que las urgencias pedían que Aguirre modificara algo en un esquema que no daba resultados con los de Belvedere controlando todo, cerrando espacios y agazapados para ir por el segundo.
La impotencia era total, con un equipo consumido físicamente y simplemente jugado a algún destello individual, ante un adversario que sabía a la perfección como manejar los hilos de una final que estaba a pedir de boca. Un tiro libre de Luciano Rodríguez que se fue cerca cerró un primer tiempo donde Liverpool se fue arriba 1-0 y quedó a 45' de la consagración.
Negro y azul
El complemento comenzó con Abel Hernández ingresando por Maximiliano Olivera, mientras que la respuesta fue con el ingreso de Federico Andueza para reforzar la defensa en lugar de Bentancourt.
Un remate de Lucas Hernández que salió lejos movió la modorra de un partido que los visitantes volvieron a manejar, llevando las riendas con tranquilidad ante la desesperación de un rival maniatado.
Santiago Díaz y Pedro Milans por Lucas Hernández y Santiago Homenchenko fue otro intento de la Fiera de cambiar algo, cuando pasado los 55' y tras un córner donde comenzaron a caer rollos de papel sobre Samudio, se generó un intercambio de empujones y recriminaciones entre los futbolistas.
Los reclamos de la tribuna y la acumulación de hombres pero sin gestación de nada, fueron acercando al equipo de la Cuchilla a un título justificado por un año donde fue el mejor, sin dudas, a nivel local.
Era tal el desconcierto de los aurinegros qué, con un córner a favor, Matías Arezo fue el encargado de levantar el centro en vez de estar en el área.
Neris a la cancha, mientras que Liverpool recambiaba piezas con Cayetano y Ocampo, por Samudio y Vecino, entrando a los diez minutos finales en una historia netamente liquidada.
"Dale, dale, dale Negro", el grito que comenzó a comandar en el Campeón del Siglo, mientras salía de la cancha Matías Arezo ovacionado por los hinchas locales a diferencia de sus compañeros, mientras Siles ingresó por otro bastión de su equipo, el argentino Marcelo Meli.
Camilo Mayada, con una falta sobre Alan Medina a los 89', vio la tarjeta roja que luego via VAr fue cambiada a amarilla, ya con los hinchas de Belvedere explotando al grito de "dale campeón".
El pitazo de Matonte cerró la justificada victoria de Liverpool por 1-0 en el Campeón del Siglo desatando el festejo de un equipo que marcó una clarísima superioridad en las dos finales disputadas y se quedó con el Uruguayo, un sueño acuñado por generaciones y que un sábado 16 de diciembre se transformó en realidad.