Darío Ubriaco marcó el inicio del encuentro, y la lluvia comenzó a azotar el cielo porteño y a las personas que colmaron el Estadio Monumental en busca de la tercera Copa Libertadores para el conjunto millonario.
Camilo Mayada y Carlos Sánchez arrancaron desde el inicio en el equipo de Marcelo Gallardo, quien tuvo que dirigir el partido desde un celular por estar sancionado. El inicio del partido, y todos los 45’, fueron muy trabados debido a la pierna fuerte a la que apostaron ambos conjuntos.
Sumado a la cantidad de infracciones, Ubriaco tampoco hizo demasiado para lograr un juego más fluido, pero sí logró manejar con autoridad a los futbolistas que estaban sobreexcitados por un encuentro que marcaba la historia.
Vangioni fue quien, a pesar de Alario, abrió el camino millonario a ir ganando en el primer tiempo. Fue él el que se deslizó por la mitad de la cancha y le mandó un centro al joven delantero, quien se adelantó a las líneas defensivas de Tigres y cabeceó la pelota. Para delirio de las 60 mil personas, el balón ingresó y besó las redes. 1-0 y al descanso. En el preciso momento.
River no fue superior a Tigres en la primera parte, pero su juego le permitió irse ganando al descanso. Ya en la segunda parte, Gallardo, mediante su asistente técnico, envió a sus jugadores un poco más adelantados en la cancha. Esa nueva medida duró poco, pues el equipo mexicano, quien tuvo la ausencia en el ataque de Arévalo Ríos, empezó a tener un poco más la pelota en la mitad de la cancha.
El Cacha, importantísima figura en los partidos anteriores a esta final, debió irse a los 64' de partido por un cambio táctico de su entrenador. El volante uruguayo, que estuvo bien tapado por los volantes de marca millonarios, se fue enojado con su DT.
Mucho se habló de la falta de los uruguayos Rodrigo Mora, Tabaré Viudez y Gabriel Mercado para esta final. Lo cierto es que River logró dominar a un conjunto de Tigres que, a pesar de algunos destellos de sus figuras, fue muy impaciente.
Carlos Sánchez volvió a ser de las suyas y a los 73' ganó una pelota sobre el costado derecho, se metió en el área y le cometieron penal. El mismo Sánchez le dijo a Cavenaghi que él se iba a ser cargo de patearlo y así fue. El uruguayo tomó la pelota decidido y de la misma manera pateó.
Tigres quedó desconcertado después del tanto millonario, a tal punto que 5' después Ramiro Funes Mori se fue de la defensa al ataque para acechar en un tiro de esquina. Logró elevarse por encima de los defensas mexicanos y mandar la pelota a las redes. Fue el 3-0 a los 80' y la Copa comenzaba a teñirse de blanco con una banda roja.
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