Nacional aprovechó su momento en un partido durísimo y se impuso 2-0 al campeón de Brasil para seguir con vida en una Copa Libertadores que lo tuvo en el CTI. El primer tiempo de los tricolores fue muy malo, pero tuvieron el mérito de revertir el trámite a tiempo y pegar en el momento exacto.
Durante 45 minutos el Bolso vio pasar la pelota por delante de sus narices sin poder retenerla las pocas veces que la tuvo. Rodrigo Muñoz tapó un mano a mano a los cinco minutos y Fred complicaba a una defensa que no estaba firme, poco asistida por un mediocampo partido con Facundo Píriz como único batallador.
Para colmo las cosas no salían en ataque y el equipo abusaba del pelotazo para el Morro García, quien se debatía con zagueros de casi dos metros. El panorama no pintaba bien, y el 0-0 fue un justo resultado para los primeros 45 minutos.
Sorprendieron los entrenadores al no realizar variantes de cara al complemento, pero el gol de Santiago García hizo mover fichas. El goleador albo aprovechó un gran pase de Matías Cabrera y en posición adelantada puso un golpe de cabeza preciso y de espalda al arco para vencer al arquero Ricardo Ferreira.
Enseguida entraron Gallardo y Carlao por Jonathan Charquero y un pálido Mauricio Pereyra, quien nuevamente no justificó su titularidad. Enseguida con el Muñeco fue otra cosa. Le dio pausa, mejor circulación de balón, y en su primera intervención posibilitó un desborde de Carlao que finalizó con un elevado remate de Cabrera de frente al arco.
Ya era más Nacional, armó un 4-3-1-2 que resguardó a Píriz y a sus defensores, y Fluminense no supo qué hacer con la pelota ante una de las defensas más sólidas de la Copa, ya que recibió apenas tres goles en cinco encuentros.
A los 21’ del complemento, ya con Deco en cancha del otro lado, se liquidó el partido con un soberbio pase de Gallardo para el Morro, que no tuvo más que definir notablemente cruzado a la red para el 2-0 definitivo. Esta vez picó habilitado el artillero tricolor y desató la locura de las más de 50.000 almas que no dejaron de alentar a sus colores, y que incluso estuvieron cerca de gritar el tercero tras pared entre los mismos protagonistas del segundo tanto que salvó un defensor brasileño en la línea.
De allí en más no supo atacar Fluminense y fue impotente, agigantándose las figuras de Sebastián Coates y Jadson Viera. Rafael Moura entró y lo único que hizo fue darle a Gonzalo Godoy un codazo merecedor de tarjeta roja, que no le mostró Ruiz. El colombiano no estuvo severo en esa jugada, pero sí mostró “personalidad” para expulsar a Marcelo Gallardo por dos protestas a cinco minutos del final.
Fue la única manchita para una fiesta tricolor que alimenta esperanzas de clasificación. Los dirigidos por Juan Ramón Carrasco están vivitos y coleando en el grupo, a una victoria de la clasificación y listos para recibir a América de México en un Estadio Centenario que seguramente volverá a lucir pipón.
Montevideo Portal