El Campeón del Siglo albergó el partido más importante desde su inauguración, en 2016, y Peñarol respondió a la altura. Después de 13 años, y con el mismo artífice, los carboneros volvieron a festejar una clasificación a semifinales de la Copa Libertadores, y sueñan más que nunca con ganar la sexta.
Como nunca antes se vio desde la construcción del templo mirasol, a dos horas del inicio estaba en un 80% del aforo. La gente llegó temprano, sabiendo que la movilidad sería un problema. Además, no quiso perderse el homenaje a los campeones de América y del Mundo de 1982, que fue sobre las 18 horas.
Luego, un recibimiento acorde a la instancia, con cientos de fuegos artificiales que se lanzaron desde afuera del estadio. Adentro, algunas bengalas y un láser que apuntó al árbitro. Ambos elementos generaron la demora del encuentro y significarán una multa para el club.
Durante el partido, la hinchada empujó cuando el equipo más la necesitó. Hubo baches en el juego y muchos momentos de predominio de Flamengo, aunque sin profundidad. En el complemento, cuando el equipo salió un poco de su trinchera, el Campeón del Siglo rugió.
Con el correr de los minutos los cánticos se fueron haciendo cada vez más intensos, hasta explotar en un grito de desahogo cuando el árbitro argentino Facundo Tello pitó para dar por finalizado el encuentro.