Una de las imágenes más impactantes del descenso de Danubio fue ver a Leonardo Ramos sin consuelo en la tribuna de Jardines del Hipódromo, minutos después del 2-2 frente a Deportivo Maldonado. El dolor profesional y la tristeza del hincha se conjugaron en un solo gesto.
El director técnico del equipo franjeado, campeón con el club en 2014, ya había acordado la extensión de su contrato sabiendo que el descenso era la posibilidad más factible. Hasta diciembre la continuidad está acordaba para buscar el retorno a Primera División.
A través de su cuenta de Twitter, dejó un mensaje sentido agradeciendo “a todos los que están en este duro momento”. “Pero hoy mismo al firme como siempre. Aguante Danubio siempre”, escribió Ramos.
De su mano, Danubio iniciará un proceso de reconstrucción deportiva que intentará ir de la mano con algunos cambios que ya se están llevando a cabo a nivel institucional. No es más que el “poner la casa en orden” que pregonó Arturo del Campo desde su vuelta a la presidencia después de 11 años alejado de los cargos políticos del club.
Luego de tres presidencias que no terminaron dentro de los plazos establecidos, los de la Curva de Maroñas pretenden estabilizar el barco para ponerlo a andar en el viaje de retorno, aunque saben que no será fácil en un Campeonato Uruguayo de Segunda División Profesional que tendrá más aspirantes a los ascensos que de costumbre.
El argentino Matías Fritzler tiene contrato hasta junio y otros jugadores como Sergio Rodríguez y José Luis Rodríguez seguirían, además de los jóvenes Mateo Ponte, Lucas Monzón y los hermanos Enzo y Nicolás Siri. Si alguno se va, será dejando un dinero al club. Por otros se negocia la continuidad, además del retorno de un campeón uruguayo surgido en la cantera.
Aún con el dolor del descenso a cuestas, Danubio ya está en marcha pensando en lograr lo mismo que tras los descensos de 1959 y 1969; volver a Primera División al año siguiente.