Sandra Viana, la madre de Juan Izquierdo, ahondó algunos conceptos que manejó en su entrevista concedida a Globo TV de Brasil. En diálogo con el programa 100% deporte de Sport 890, valoró las muestras de cariño de todo el público futbolero y se mostró agradecida “por el apoyo de Nacional”, que a los familiares no los “dejó solos en ningún momento”.

“Todavía no caigo. La ficha me va cayendo día a día. Ahora estoy en la casa de él con la niña. Lucero [de dos años y medio] es muy apegada a mí y pregunta cuándo va a venir su papi. Por suerte Nacional brindó el apoyo de los psicólogos para ella y para Selena [la pareja de Izquierdo]. Es muy difícil decirle que papi no va a volver”, reconoció.

“Ayer [Diego] Polenta trajo la camioneta de Juan de Los Céspedes y ella miraba por la puerta diciendo ‘ahí viene papá’. Estamos pasando y se vienen unos días muy complicados”, comentó Sandra, y ponderó otros actos del capitán de Nacional, a quien su nieta “adoptó como un tío”. “Su señora se ha portado muy bien también, como todo el plantel. Los jugadores que vienen lo hacen con su señora y traen niños para jugar con Lucero”, remarcó.

Un virus que se alojó en el corazón

Sandra viajó a Brasil con Nelson Izquierdo, el padre de Juan, el viernes 23 de agosto, un día después del desvanecimiento de Izquierdo en el partido ante San Pablo, y “no sabía la gravedad” de la situación al momento de viajar. Una vez en Brasil, tuvo algunas respuestas sobre el origen de la arritmia y aportó un nuevo elemento respecto a lo ya sabido.

“Quisimos saber qué fue lo que pasó, porque él nunca tuvo problemas en el corazón. Un equipo de médicos estudió el caso y nos dijo que se agarró un virus. Él le había dicho a Selena que tenía los ganglios inflamados, pero no tenía fiebre ni nada. El virus se le alojó en el corazón y se lo inflamó. Con el alto impacto y la tensión de lo que es jugar un partido, fue el desencadenante de la arritmia. Me lo dijo un cardiólogo y había dos neurólogos”, contó.

“Cuando llegó al hospital, Juan estaba clínicamente muerto. Le hicieron reanimación pero no volvió enseguida. Estuvieron entre 19 y 20 minutos reanimándolo. Eso fue lo que le produjo la inflamación en el cerebro, que estuvo demasiado tiempo sin recibir sangre. Después de ese episodio, el corazón lo tenía bien. Nos dijeron que no es muy normal que pase eso”, comentó.

Las últimas horas y la negativa a hacer juicio

“Cuando diagnosticaron que ya no había vuelta atrás con el cerebro, queríamos que lo desconectaran para no tener tanta agonía. Nos dijeron que había que dejar pasar 60 horas para que el cuerpo eliminara la medicación y que todo quedara en regla”, recordó sobre el fin de semana que tuvieron que vivir en San Pablo.

“Desde la muerte cerebral nos dijeron que podían pasar tres o cuatro días hasta que los órganos fueran falleciendo de a poco. No queríamos pasar por eso, pero nos dijeron que no se podía. Se cumplieron las 60 horas el martes a las 20 horas”, narró sobre esos últimos días con respiración asistida.

Más allá de las dudas que genera lo acontecido en la ambulancia con la demora para reanimar a Izquierdo, desde el desmayo en el estadio Morumbí hasta la internación, Sandra aseguró que la familia no realizará “juicio ninguno”. “En el hospital lo atendieron súper bien e hicieron todo lo posible”, dijo, y se mostró agradecida por el trato recibido por el personal del Hospital Israelita Albert Einstein de San Pablo.

Tranquilidad desde lo económico

Sandra recordó que durante su estadía en San Pablo, “un día desayunando con Selena, ella preguntó qué hacía ahora, porque estaba para la casa y él no quería que trabajara”. “Yo le dije: ‘Donde comemos tres, comemos cinco’”, recordó, aunque por entonces no sabía nada sobre un seguro que le permitirá cobrar, por los próximos ocho años, el sueldo que tenía Izquierdo.

“Además, los niños van a tener una atención hasta los 21 años y por ese lado hay tranquilidad. Ella es una gurisa de 25 años. Los niños irán a la escuela y ella seguramente trabaje, porque es una laburante. Ahora Juanma no la dejaba trabajar, pero ella desde muy chica siempre trabajó”, valoró Sandra, quien todavía no se reintegró al trabajo, donde tiene 16 años de antigüedad.