Kevin Dawson rescindió su contrato con Deportivo Cali por adeudos salariales, más allá de que el club informó que el futbolista retornó a Uruguay por “motivos personales” y tras desvincularse “de mutuo acuerdo”. El coloniense vivió un calvario y este domingo dio su versión en el programa Punto penal de Canal 10.
Desde Colombia se hizo circular la versión de que abandonó la concentración para no jugar el último partido, pero él explicó que ya estaba acordado con el cuerpo técnico que no jugaría porque la decisión de irse estaba tomada.
“En estos meses no nos cumplieron con lo prometido. Cuando fui al Deportivo Cali sabía la situación que venía pasando. Pregunté por la situación económica y me dijeron que era complicada, pero que se habían ido muchos jugadores y bajaron el presupuesto, que estaba cubierto por todo el año”, comenzó contando.
“Compañeros y funcionarios no tenían para la comida”
“El club daba casa y auto a los extranjeros. Yo solo exigí el salario, más allá de que había una cuota para el alquiler, pero ni en los pasajes me cumplieron. Estuve cinco meses y medio y cobré un mes y medio de a 15 días. Pasaban dos meses y me pagaban 15 días. Eso lo iba tolerando porque estaba jugando y estábamos todos en la misma”, añadió.
“Me mintieron en la cara. ‘El lunes les pagamos’, nos decían, pero no nos pagaban ni nos atendían el teléfono. Después nos decían que nos pagaban el jueves y tampoco. Había compañeros y funcionarios que no tenían para la comida”, lamentó.
Las amenazas: un atentado
A comienzos de abril, un compañero le advirtió de una llamada amenazante que recibió. “Me dijo que alguien cercano a la hinchada le dijo que nos cuidáramos porque tenían preparado un atentado contra nosotros para el otro día. Sabían dónde vivía cada uno y las placas de los autos que manejan”, dijo.
“Le dije al club que no iba a entrenar. Yo estaba llevando todas las mañanas a mi hija más grande al colegio”, recordó, aunque días después se coordinó una “reunión con parte de la hinchada”. “Fui a dar la cara porque era uno de los que tenían entre ceja y ceja”, narró.
“Tuvimos una charla cordial y nos explicaron que estaban nerviosos por la situación, y que sabían que estábamos al día. De parte del club les decían eso, pero les explicamos que eso no era así y que no teníamos ni para vendarnos”, añadió.
“No ganábamos y volvíamos rodeados de policías”
Tal era la situación de precariedad financiera que Dawson pidió los pasajes que el club le había prometido para su familia y ni con eso pudieron cumplirle. “No tenían saldo en la tarjeta para comprar los pasajes de mi familia cuando fui a pedirlos, así que los pagué de mi bolsillo”, explicó.
Tras la reunión con los hinchas y la sumatoria de episodios, decidió que se iría cuando terminara el torneo. “Gente del club me dijo que para ellos era normal eso”, recordó sobre las amenazas. “Yo les expliqué que para mí no es normal y que no iba a correr el riesgo de que le pasara algo a mi familia. Cada partido que no ganábamos teníamos que estar toda la semana rodeados de policías”, contó.
“Después de un partido que perdimos, llegamos al aeropuerto y el club contrató un ómnibus particular para sacarnos por atrás del aeropuerto con más de 40 motos de policías. Algunos compañeros andaban con escolta. Ya era insostenible y no quería pasar eso”, agregó Dawson.
“Era un calvario jugar”
“Me trataban de mercenario cuando en estos cinco meses puse plata para jugar al fútbol, porque hasta perdí con el alquiler. Me fui con la casa ya alquilada de Uruguay, pagando por adelantado, y me tuve que venir antes. Perdí plata, pero va y viene. Las condiciones no estaban dadas para la tranquilidad de uno”, expresó.
Ahora quisiera tomarse “unos días tranquilo” antes de decidir su futuro. “Buscaré un lugar donde me puede reencontrar yo mismo. No terminé de la mejor manera después de la amenaza y ya era un calvario ir a jugar. Mi familia fue una vez y nunca más”, contó.
Consultado por una posible vuelta a Peñarol, dijo que “es una etapa cerrada”, y recordó que su antiguo club tiene “muy bien cubierto” su puesto. “No es por ese lado. En un par de días empezaré a hablar con el Chino Lasalvia, que es quien me está manejando. No descarto quedarme en Uruguay”, concluyó.