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Fútbol uruguayo
Historias únicas

Jugador por partida doble: ¿fútbol o básquet? El dilema de José Río y cómo lo resolvió

“Estaba entrenando con Danubio en El Metro y a la vez estaba en la sub-17. Diego Demarco me dijo que tenía que decidir”, dijo a FútbolUy.

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2024-02-22T13:40:00-03:00
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Por Gonzalo de León

En 2020, el país —y todo el mundo— quedó prácticamente paralizado por la pandemia del covid-19. Sin embargo, ese fue un buen año para José Río, un joven que no sabía que más tarde iba a hacer historia en nuestro país por un hecho muy peculiar.

A raíz de la pandemia, El Metro (Segunda División del básquetbol uruguayo) se jugó a puertas cerradas en el CEFUBB, lugar alquilado en ese entonces por la Federación Uruguaya de Basket Ball (FUBB) para que las diferentes selecciones entrenaran.

De ese torneo, que contó con dos ascensos (Urupan y Olivol Mundial) y ningún descenso, participó Danubio, que dos años antes había ascendido desde la DTA. El Franjeado era dirigido por Guido Fernández, hoy ayudante técnico de Álvaro Ponce en Nacional.

El entrenador decidió llamar a algunos jugadores que ya conocía para afrontar el certamen, y uno de ellos fue Río, a quien tuvo en su paso por Unión Atlética. Este alero o ala-pívot de —en ese entonces— 16 años tuvo su debut soñado el 27 de agosto, cuando ingresó para jugar los últimos 14 segundos de lo que fue derrota 76-66 por la fecha 3 contra, justamente, Unión Atlética.

Luego de eso, abandonó la práctica del básquetbol —después de muchos años—, pero con un motivo más que justificado y un objetivo claro: ser futbolista profesional. Y lo cumplió. El pasado martes 20 fue el arquero titular de Danubio en el triunfo 1-0 sobre La Luz por la Copa AUF Uruguay y, de esa manera, hizo historia al debutar profesionalmente en dos deportes con el mismo equipo.

En diálogo con FútbolUy, José aseguró estar “contento” por debutar en la Primera División de Danubio. Pero antes de eso repasemos la historia de ese gurí nacido un 31 de enero de 2004 y que tuvo como primer amor el básquetbol, pero al que la vida lo llevaría por otros caminos.

Criado a pocas cuadras del club Unión Atlética, comenzó allí a jugar en la categoría Minis, con previo paso por 25 de Agosto. “Arranqué en Unión Atlética y después fui a Danubio en formativas. Ahí surgió todo. Conocí a Guido Fernández, que era el técnico de El Metro [de Danubio] y le faltaban jugadores. Yo estaba con él en Unión Atlética, me vio bien y pasé a integrar el plantel de El Metro”, contó.

“Yo defendía más que nada. Me ponían de 3-4, iba turnando”, recordó, y comentó que “el doble ritmo y el salto” que realizaba en el básquetbol “fueron muy importantes” para mejorar como arquero.

Hizo el baby fútbol en Unión Vecinal y luego, mientras jugaba básquet, también defendía al Franjeado en juveniles: “Arranqué en séptima e hice todas las formativas en Danubio hasta ahora, en el plantel principal”. Pero no se quedó ahí, sino que también jugó en la selección uruguaya sub-15, con la que disputó el Sudamericano de Paraguay en 2019, y luego en la sub-17, pero por culpa de la pandemia no pudo jugar más que amistosos.

Diego Demarco fue su entrenador en ambas categorías, mientras que estuvo bajo las órdenes de Diego Alonso como sparring sub-20. Una grave lesión en el hombro le impidió jugar durante varios meses y no pudo ser parte del proceso de la sub-20 de Marcelo Broli.

Tras El Metro con Danubio, dejó de practicar ese deporte; con respecto a eso, indicó: “Estaba entrenando con Danubio en El Metro y a la vez estaba en la selección sub-17, pero Diego Demarco me dijo que tenía que decidir”. “La selección uruguaya para mí es todo”, ese fue el motivo de su elección por el fútbol, explicó.

Un día para la historia

El 20 de febrero de 2024 quedará para siempre en su memoria por ser el día de su debut en la Primera División del Franjeado en fútbol: “Pensé que iba a estar más nervioso antes de empezar el partido y que me iba a costar dormir la noche anterior, pero la verdad que me sentí muy tranquilo. Antes del partido estaba ansioso, pero nada de nervios”.

“Después del partido no se me iba la energía, quería seguir jugando. Me terminé durmiendo como a las 2 de la mañana [risas]. Me llegaron mensajes lindos de mis amigos y familiares”, dijo, y agregó: “El partido fue muy tranquilo. La Luz no hizo mucho, más que nada tuvo la pelota. No tuvo muchas ocasiones claras porque el equipo estuvo muy bien defendiendo”.

Contó que Mario Saralegui, el director técnico danubiano, le indicó “que tenga tranquilidad y que venga haciendo lo que hacía en los amistosos, que lo venía haciendo bien. Que tenga confianza en mí, más que nada”.

Aprendió de los mejores

“Me subió Leo Ramos en el Clausura en que, tristemente, nos fuimos a la B. Estuve durante toda la B con Jorge Fossati, después un año en la A con Fossati también y con el Coco [Esteban] Conde, primero como compañero y después como entrenador. Y ahora con Mario”, recordó.

“Fossati nos decía que un golero tenía que estar concentrado siempre. Le gustaba que jugáramos con los laterales y que marquemos presencia”, apuntó. “El Coco tenía todo eso también porque jugó con Jorge. Me dejó muchas cosas. Es maravilloso como persona y dentro de la cancha me enseñó muchas cosas en el día a día. Era un golerazo”, siguió.

Sobre sus comienzos, expresó: “Arranqué de chico en la escuela de Lorenzo Carrabs, después en Danubio me ayudó muchísimo Federico Cuervas, y en la sub-15 me agarró Gonzalo Noguera, que fue campeón el año pasado con Liverpool. Ahora de vuelta tengo a Lorenzo”.

Y cerró hablando —muy bien— de Mauro Goicoechea, el actual golero titular de Danubio: “Tuvo una carrera espectacular. Es un honor tenerlo porque día a día es impresionante. Se cuida, es muy profesional, y tomarlo como ejemplo no es para cualquiera. Tengo la suerte de tenerlo”.

Por Gonzalo de León